- Rafa soy yo, ¿Como estás?
- Cuchi mi Enrique. ¿Cómo quieres que esté? Como un gato "enyesao" a una pared. Tengo el cuerpo "molio".
Rafael tenía esas cosas, esos dichos. Y un arte para decirlos digno del mejor monologuista del mundo. Era capaz de sacarte una sonrisa a pesar de que no estaba el patio para tirar cohetes.
-Pues fíjate tú - proseguía-, acabo de bajar de arriba que le he estado inflando las ruedas a la "planilla" porque de no cogerla pierden aire y las cubiertas se vician con la forma de la rueda floja.
La "planilla" era como él llamaba a una Colnago México ochentera que tenía con el manillar plano adaptado para esas salidas de carácter secundario. -La tengo preparada para cuando pueda ser salir a rodar, a ver si es verdad que vamos metiendo esto por "verea".
Tenía la voz quebradiza, sin duda castigada de la feroz medicación que estaba recibiendo, pero él no cejaba en su empeño de salir adelante, de salir como sea de ese bache y volver a coger la bici.
-Pues te llamo para decirte que te he preparado un maillot del homenaje que le vamos a hacer a Antonio Miguel Díaz. Que yo sé que no puedes venir pero que quiero que lo tengas y para ponerte en el compromiso de que tienes que seguir adelante para ponértelo cuando pueda ser.
Ahí Rafael se vino arriba. Su voz ahora era más jovial. -Cuchi tú. Pues que sepas que el primer día que coja la planilla me lo pongo, y tú te vas a venir conmigo.
-Eso está hecho, tío. Verás como será más pronto que tarde. Voy para tu casa a llevártelo, si vas a estar ahí.
- Aquí estaré. Ande "pollas" voy a a ir con este cuerpo que tengo.
Nuevas risas, acompasadas con una persistente tos.
Así era Rafael Osuna. Socio fundador del club, amigo de sus amigos, generoso en risas, en humildad. Para todo tenía su dicho, su "chascarrillo". Que fácil era salir en bici con él. Podías hacer kilómetros y kilómetros y terminar más a gusto que en brazos (como decía él).
Los que tuvimos la suerte de compartir rutas teniéndolo en el manillar de al lado sólo podemos sentirnos agradecidos por su afabilidad y compañerismo.
UN BRIDIS AL CIELO "COMPAÑEIRO"
Hoy, el Velo Club lo ha recordado con una marcha en su homenaje a Lanjarón, esa marcha que tanto le gustaba a él. Y es que el Velo Club tiene esas cosas para hacernos recordar que antes de nosotros hubo otros que trabajaron por el club, por dejarnos un legado, legado que debemos y nos vemos en la obligación de mantener vivo.
Los veteranos han llegado hasta Dúrcal, que tampoco está nada mal, si señor.
Una ruta preciosa, un magnífico día, una cantidad de fotografías tremenda, una gente formidable, y una publicación en el blog estupenda. Bonitos recuerdos de una persona como hay muchas, pero ninguna igual, en lo que lo importante es como vivió, y lo que ha quedado aquí de el. Lastima que todos nos tengamos que ir algún día, porque hay muchas veces en que la vida se hace corta y falta tiempo para vivir un poco más y seguir viviendo experiencias, y momentos formidables para todos los que rodean a esta persona en cuestión. Pero la vida es así.
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