Por la mañana temprano quedamos David y yo para desayunar antes de aventurarnos a acabar un reto personal, nada mas llegar al polideportivo de Huerto Vega nos encontramos con unos compañeros que acaban de empezar a gestionar una franquicia de ropa deportiva (GSPORT) y hablando con ellos nos encontramos con Alejandro Valverde el cual con muy buena disposición y amabilidad se prestó para hacernos una foto con el.
La salida se demoró unos minutos pero la verdad es que pienso que es una cosa normal en estas ocasiones y tampoco fue mucho pues salimos sobre las 8:45, la marcha empezaba bajando del polideportivo hacia la carretera que conduce a Monachil desde donde empezaba nuestro primer reto que era la subida al Purche, la verdad es que como reto tampoco es mucho si solo piensas en subir y bajar pero cuando tienes por delante algo mas, lo que piensas es en como subir sin gastar muchos dineros para que queden algunos a la vuelta, cosa que solo era posible a medias porque por un lado estaba el pelotón que no es que se pusiera a tirar, es que no bajaron el ritmo para subir, con lo cual seguirlos era de locos y por otro lado estaba el factor de llevar gente al lado, que no se porque pero es que llevas una rueda al lado y no dejas que se escape, menos mal que cuando llevas pulsometro te das cuenta y solo son unos segundos los que fuerzas antes de aflojar.
En lo alto del Purche, las sensaciones son buenas y aunque delante llevo mucha gente, detrás hay un rosario de la ostia lo cual me da tranquilidad para bajar a mi ritmo, también me da alegría ver a mi amigo Miguel de Albolote, el cual me hecha unas fotos en la ultima rampa y se une al grupo, aunque finalmente lo sacan y le dicen que si no lleva dorsal no puede acompañarnos.
Llegamos a Pinos Genil donde gracias a ese pedazo de ritmo que llevaba no me da tiempo mas que a comerme un platano beberme una bebida isotónica (que esto es otra historia), reponer los bidones de agua y mear rápido antes de salir de nuevo a rodar.
Inciso sobre la bebida isotónica: Llego a Pinos Genil donde ya eran pocos los que faltaban por llegar y me voy al primer avituallamiento, en la mesa veo: plátanos, manzanas y agua. Cojo un plátano y le pregunto extrañado a un chico, ¿ya no queda bebidas isotónicas? ; no, ya no quedan, me responde otro, a lo que contesto; pues anda, menos mal que he traído mi comida y un segundo muchacho me dice; espera que te traigo uno. Y así fue como conseguí mi isotónica.
Vuelta al tema, subimos dirección a Quentar y creo que por quedar bien con el ayuntamiento de aquellos lares, nos meten por medio del pueblo, lo cual es bonito pero es también un suma y sigue de rampas sin venir a cuento, en el alto del Castillejo empieza el tramo libre con lo cual allí fue donde se lió la zapatiesta y casi todos como los locos, yo mirando el pulsometro llego a lo alto de los Blancares donde veo a las féminas de Granabike que han ido a animar.
En la bajada me siento seguro y voy dando incluso pedales pero el ritmo de la gente que viene detrás es más fuerte y me van cogiendo, lo cual aprovecho para chupar rueda de todo aquel que me pasa durante unos minutos e incluso me ayuda a subir al mirador de La Peza donde de nuevo empieza la bajada y de nuevo empieza a cogerme gente, es allí donde conozco a otro nuevo compañero de cuyo nombre no es que no me acuerde, si no que no nos presentamos. Los datos es que es taxista y aficionado también al mountain bike, una persona extraordinaria y es que en este deporte y en concreto en estas pruebas creas vínculos con gente que no conoces de nada y con la cual compartes mucho en poco tiempo, tenía un problema mecánico en las zapatas de freno, que le arreglaron en Guadix.
En Guadix me esperaba David que va el tío como las balas, me dirijo de nuevo al avituallamiento y como esta vez no había llegado muy lejos por un momento pensé, lo mismo ahora hay más cosas. Mi gozo en un pozo, en la mesa agua y manzanas, esta vez partidas por la mitad, lo mismo era por si a alguno le daba por coger una entera, le enseño la comida (la que yo llevaba en el bolsillo) al muchacho de antes y le digo; no te voy a preguntar porque supongo que si antes había poco ahora menos.
Foto de nuevo con Valverde y su gregario que para mi hace bastante más que el corredor en si (pero tampoco me acuerdo del nombre y eso que lo leí en su bici), foto también con nuestros amigos de Huetor Tajar entre los cuales se encontraba nuestra amiga y vuelta a dar pedales.
De Guadix nos dirigimos a Darro por Belerda donde el ritmo se implementa poco a poco dejando de nuevo un rosario de corredores y en lo alto del puente de la autovía saco mi sobrecito de Stilmured y mi ultima barrita, a mi lado me encuentro de nuevo con mi amigo del problema mecánico que va listo de agua, me pregunta que por donde se va a la fuente y le digo de pedirle agua a alguien en la calle, una pareja que estaban viendo la marcha nos saca agua de su casa y además fresquita, hummm que buena. Menos mal porque estaba previsto que no había ni gota hasta Pinos Genil.
En la subida a los Blancares, gente reventada, acalambrada y con caras como poemas, !sorpresa! !que alegría! hay agua de nuevo y reagrupamiento a la altura de Tocón.
Bajando, de nuevo lo mismo y además cuando uno lleva kilómetros encima, por lo menos yo, bajo más despacio, lo cual se traduce en un motorista al lado diciéndome que pega un tijeretazo de fuera de control como no enganchemos el grupo, !que vergüenza! de buena gana le hubiese cambiado la moto por la bici a ver si tenía cojones de terminar el lo poco que quedaba. Pero cuando empieza de nuevo la zona donde se pueden dar pedales pego un arreón y enganchamos de nuevo.
Otra sorpresa, nos desvían hacia las conejeras, ¿donde pollas estaba escrito eso?, poco a poco terminamos con el poco glucógeno de los spaguetis del mes pasado y META.
A la espera de un buen plato de arroz que arreglase el día, nos dan un plato de arroz escaso y no tienen ni pan ni bebida, ¿ queréis que la hagamos de nuevo el año que viene? podíamos pagar en vez de 30€ federados y 40€ no federados, algo más, es que no le ha llegado a los chiquillos, pobrecitos no han podido hacer ni los diplomas conmemorativos.
Lo que sí hay que reconocer que la ruta es preciosa y la organización en tema de Guardia civil y motos ha sido extraordinario, a estos de verdad, de corazón CHAPEAU.
En Huetor, pensando en la límite road, mi cabeza solo le da vueltas a una cosa ¿y quien sube ahora al Veleta?, me cagón la vín, eso será otra historía.
Ah. La sensación de piernas del final era cansadas aunque en ningún momento hubo intentos de calambres, eso sí, el cuello y los riñones pá comprar unos nuevos.