Esto va llegando a su fin señores. Entramos en la recta final de la temporada, que como quien no quiere la cosa, nos la hemos merendado casi sin pestañear.
Atrás quedan las marchas exigentes, las que te ponen contra las cuerdas cuando menos te los esperas.
Ahora es tiempo del disfrute, del rodar entre chascarrillos y de tomárselo con la suficiente calma como para llegar con la buchaca llena de endorfinas, que al fin y al cabo de eso se trata.
Y que conste que no hemos ido a pasearnos. Que aún estando "de relax", hemos traído medias más que respetables.
Hoy nuestra ruta era cómoda; y así ha sido, carente de sobresaltos ni sorpresas. Teníamos marcado en el calendario El Zahor, en Dúrcal. Algo más de 70 km y que debíamos recorrer por la clásica ruta de siempre. En la ida por el barco, Las Gabias, Alhendín, Suspiro del Moro, Padul y El Zahor.
Para el regreso, por la que comúnmente conocemos como la vía romana que nos llevaría hasta Padul y por la carretera paralela de la autovía, hasta el Puntal, Suspiro del Moro y para nuestro templo.
El grupo ha rodado más que unido tanto en la ida como en la vuelta, salvo los escarceos propios de los distintos niveles pero que al tratarse de marchas cortas y cómodas las diferencias no han sido ni por asomo considerables lo que nos alegra sobremanera de que partamos todos juntos de principio a fin, tanto en la ida como en la vuelta que incluso se han propiciado más de un reagrupamiento, como debe ser.
Los veteranos, que han llegado hasta el mismo Zahor, como todo el grupo, han regresado sobre sus pasos para llegar hasta el punto de reagrupamiento en Bobadilla casi con el mismo horario que los demás.
Hoy, el Velo Club, ha ejercido de eso, de Velo Club.
¡¡¡Chaupeau!!!
Por cierto, hoy hemos conocido que nuestro amigo y compañero Bernabé deja el Velo Club ya que te tiene que mudarse a otra ciudad por motivos laborales.
Desde estas líneas y tomándome la libertad de decirlo en nombre de todo el grupo, desearte, amigo Bernabé, la mayor y mejor de las suertes del mundo en tu nueva andadura y que las puertas del Velo Club Maracena siempre las tendrás abiertas para cuando puedas volver, que estamos seguros que así será, que volverás.
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El Velo Club rodando en armonía camino del Suspiro del Moro |
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