domingo, 24 de febrero de 2019

Domingo 24 de febrero: CIRCUITO DE DÚRCAL

Parte del grupo en el Zahor, donde hemos dado cuenta del merecido refrigerio y habilidado el control de firmas
    Dúrcal venía a ser, como diría yo, un pueblo ligado a la costa. Todo el mundo lo tiene localizado en el mapa pero gracias al, llamémosle progreso, las carreteras van poco a poco saliéndose de los núcleos urbanos dejando a los pobres pueblos así como desvalidos.

     Claro, por un lado está ese motivo, y por otro, habría que escuchar a los vecinos suspirar de alivio cuando se enteraron de que los coches cargados de gentes ávidas de playa dejarían de pasar por su maltrecha calle de adoquines, que aún se conserva, como es el caso de Dúrcal.
Cuesta imaginar que por esa calle pasaban otrora irremediablemente todos y cada uno de los vehículos que por el motivo que sea iban o venían de la costa granadina.

     Hago recuento para ver cuantos pueblos dejamos de atravesar yendo a la costa; Granada capital, Armilla, Alhendín, Padul, Dúrcal, Lecrín, Béznar (bonito nombre) y como no, Vélez de Benaudalla con sus exquisitos pestiños, que era parada obligatoria antes de ver los primeros atisbos de mar una vez atravesados los añorados caracolillos.
Incluso para recorrerlo en coche, tienen un sabor especial. Sólo hay que invertir algo más de tiempo, no mucho más de lo que se invierte en ir a la playa, y recorrerlos. Estoy seguro que compensa ese tiempo con los paisajes que se disfrutan por la zona.

     Cuento esto porque cuando se ideó esta marcha a Dúrcal, no sólo sería una marcha más al uso. Se pretendía, dar a conocer para algunos y recordar para otros, que ese pueblo, hoy olvidado, tiene su encanto y que debería ser lugar de culto para todo ciclista que se precie.


     Y así ha sido. Hasta tal punto, que una parte nutrida del grupo no sabia ni por donde se entraba al pueblo según se marcaba en el libro de ruta realizando el recorrido justo al revés pero bueno, al fin y al cabo, y sea del modo que sea, todos hemos visto la calle principal de municipio, su plaza con sus campanas tañendo al viento la llamada a misa, su estatua homenaje a la insigne Rocío Dúrcal, que tomó prestado el bonito nombre del pueblo para apellidarse artísticamente y como no, el famoso pilarillo rodeado de exuberante vegetación, situado a los pies del emblemático puente de lata, obra de aquel señor apellidado Eiffel y de nombre Gustav, que dejó en nuestra provincia su seña de identidad con obras tan mastodóndicas como el puente de hierro de Dúrcal y el Puente del Hacho en Alamedilla, en pleno corazón de la comarca los montes orientales.

     En el terreno deportivo, completamos el mes de febrero con una temperatura pre-primaveral, y en particular hoy, además sin el temido viento que por allí suele hacer acto de presencia, si no es en la ida, en la vuelta.

     Por tal motivo, se ha rodado a base de bien, en un principio con la consabida contención del ritmo por mantener el grupo, hoy el más numeroso de lo que va de temporada, 36 ciclistas, hasta que a las primeras de cambio, coincidiendo con el inicio del puerto del Suspiro del Moro se han formado los clásicos grupetos.

     Aún así, se ha rodado con una media más que alta para la altura de temporada que estamos. Viendo esto, estoy deseando que lleguen las marchas cargadas de kms. a ver si así nos tomamos las cosas con un poco de más calma.

     El regreso, hemos repetido con el pueblo de Padul, atravesando su núcleo urbano y ascendiendo su cansina rampa para llegar a los llanos del Puntal y desde ahí hasta el Suspiro. El resto ha sido volar.

     Sin duda, un gran día de ciclismo. El domingo que viene, más y, a ser posible, mejor.

     Para ver algo sobre la historia del pueblo, pincha AQUÍ

FOTOS
(hoy las fotos son de Rafa Moral, Damián, Francis Galdón, Jose María y Enrique)

1 comentario:

  1. Gracias Enrique por tan habida y suculenta crónica. Un saludo e invito a que se lea cada vez mas. Las Fotos una gran gozada ver a todos tan contentos. A rodarrrrrrr..........

    ResponderEliminar