Estamos trabajando en la nueva temporada.
¡¡¡Muy pronto, todas las novedades!!!
Desde su fundación en 1982, el Velo Club Maracena conserva el extraordinario y sano carácter de entender el cicloturismo como una actividad fraternal donde prevalecen los valores de UNIÓN, AMISTAD y COMPAÑERISMO.
Estamos trabajando en la nueva temporada.
¡¡¡Muy pronto, todas las novedades!!!
En Asamblea General Extraordinaria de socios celebrada el pasado 20 de noviembre de 2025 se acordaron los siguientes puntos según constaba en el
ORDEN DEL DÍA
1) INFORME DELPRESIDENTE SOBRE EL ESTADO DEL CLUB
Marcelo Mochón, presidente del Velo Club Maracena hizo un balance positivo del club. Habló del crecimiento respecto al número de socios e invitó a la nueva directiva entrante a continuar proyectando el club en la línea que lleva en los últimos años.
También agradeció a los miembros de la Junta Directiva su implicación y trabajo durante tanto tiempo.
2) FIN DE MANTADO DE LA PRESIDENCIA Y DISOLUCIÓN DE LA JUNTA DIRECTIVA
Una vez expuesta la situación del club, el presidente procedió a dar por finalizada su gestión convocando elecciones, iniciando así un periodo de presidencia en funciones mientras se celebran dichas elecciones, que serán el JUEVES 27 DE NOVIEMBRE de 20.00 a 22.00 horas en la Casa de la Cultura de Maracena, y se pueda dar por cerrada la temporada económica de este año 2025.
3) PRESENTACIÓN DE LAS CANDIDATURAS PARA LA NUEVA JUNTA DIRECTIVA
El presidente, ya en funciones, invitó a los socios a presentar sus candidaturas.
Inicialmente, José Manuel Ramal tomó la palabra diciendo que tenía ilusión pero que le ha sido imposible formar el equipo necesario por lo que rechaza presentarse.
Enrique Reyes presentó, tal y como rezaba en la convocatoria, un sobre cerrado con los componentes de su propuesta para la nueva Junta Directiva, con la siguiente propuesta:
Presidencia: Enrique M. Reyes Aranda
Vicepresidencia: Roberto Criado Aranda
Secretaría: German Jiménez Ortega
Tesorería: Alberto Ose Torres
Vocalías: María José Sánchez Pérez, José María Sánchez Garrido y Jorge Jiménez Jiménez.
Ante la única candidatura presentada, los socios asistentes propusieron la votación in situ declinando el presidente la propuesta ya que privaría a algunos socios la oportunidad de votar que les fue imposible asistir a la asamblea.
Igualmente el presidente, al objeto de que todos los socios pudieran ejercer su derecho al voto, comunicó a los asistentes que se habilitará el voto delegado mediante un documento que deberá firmar el socio que no pueda asistir de manera presencial a la votación delegando así su voto en el socio que estime oportuno.
Para la votación, aunque solo haya una candidatura, habrá dos papeletas:
- Una que indica A FAVOR o EN CONTRA DE LA CANDIDATURA por lo que el socio deberá marcar con una X la opción elegida.
- Otra que indica VOTO EN BLANCO.
Sin más que debatir se convoca al conjunto de socios del velo Club Maracena para el próximo JUEVES 27 DE NOVIEMBRE a las 20.00 h en la Casa de la Cultura de Maracena para la elección de la Nueva Junta Directiva.
En reunión de la Junta Directiva el pasado jueves 13 de noviembre se acordó convocar Asamblea extraordinaria de socios para comunicar la disolución de la Junta Directiva por fin de mandato así como la convocatoria de elecciones.
Puedes ver y descargarte AQUÍ la convocatoria.
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Asimismo se informa a todos los socios y simpatizantes que el almuerzo FIN DE TEMPORADA será el próximo 30 de noviembre a las 14.00 h. en el Hotel Luna de Granada.
Puedes descargarte AQUÍ la info del almuerzo
nota: Se debe comunicar al presidente (Marcelo) la elección del menú con anterioridad al 20 del presente mes de noviembre
Estimados amigos y socios del Velo Club Maracena:
Nos encontramos al final de un viaje más, una temporada que, como cada año, y van 43, ha estado repleta de kilómetros, sudor, desafíos y, sobre todo, momentos inolvidables sobre las dos ruedas. Es el momento de detenernos un instante, bajar el ritmo y contemplar el camino recorrido.
Un Balance de Esfuerzo y Dedicación
La temporada 2025 ha sido un claro reflejo del espíritu indomable que define al Velo Club Maracena. Hemos visto a algunos de nuestros socios enfrentarse a pruebas exigentes, a marchas cicloturistas de las más populares llevando siempre con orgullo el nombre y los colores de nuestro club. Cada salida dominical, cada entrenamiento, ya sea con calor, con viento, frio o con lluvia, cada subida que ha puesto a prueba nuestras piernas y como no, también a nuestro carácter.
Hemos celebrado juntos lo más importante, que es la perseverancia. Felicitamos a todos y cada uno de los socios que han lucido nuestro maillot, mostrando una ética de trabajo y un compañerismo dignos de admiración.
Queremos hacer una mención especial a nuestra Junta Directiva capitaneada por nuestro incombustible Marcelo. ¡Gracias por vuestra energía y por dedicar tanto tiempo y esfuerzo con tanta intensidad, por esas incontables horas para la organización, la logística y la gestión del club. Sin vuestra dedicación desinteresada, sería imposible mantener viva esta pasión.
Más Allá de la Bicicleta: El Club como Familia
Pero el Velo Club es mucho más que un conjunto de aficionados al ciclismo. Somos una comunidad, una verdadera familia arraigada a través de una pasión.
Queremos extender nuestro más sincero agradecimiento a nuestras familias que han estado y soportado a estos cansinos románticos de las dos ruedas.
Nuestros Aliados Clave
Y, por supuesto, nuestro más profundo agradecimiento a nuestros patrocinadores cuya confianza y apoyo son esenciales para que nuestros proyectos sigan rodando. Gracias por creer en nuestros valores y en la proyección de nuestro club.
Mirando al Futuro: Un Paréntesis Necesario
Ahora, es momento de un merecido descanso. De guardar (o no) la bicicleta por unas semanas (o al menos reducir el ritmo), recargar energías, pasar tiempo de calidad con los seres queridos y reflexionar sobre todo lo aprendido aunque a buen seguro la actividad no cesará y habrá algunos que cambien la flaca por la de montaña o la gravel, tan de moda ahora.
Este parón es fundamental no solo para el cuerpo, sino también para la mente, para volver en la próxima temporada con renovada ilusión y ambición.
Mientras el telón de esta temporada cae, la pasión por el ciclismo nunca se detiene. Ya estamos pensando en los desafíos del próximo año, en las nuevas rutas que exploraremos y en los objetivos que nos marcarán el camino.
En resumen, ha sido una temporada épica. Gracias por cada pedalada, por cada risa compartida, por el apoyo mutuo en los momentos difíciles y por llevar el nombre del Velo Club Maracena con tanto orgullo por todos los rincones de la geografía nacional.
¡Nos vemos en la carretera, renovados y con más ganas que nunca!
¡Feliz descanso y que el espíritu ciclista nunca nos abandone!

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| El Velo Club rodando en armonía camino del Suspiro del Moro |
Esta mañana no hacía ni fresco que es lo que suele hacer por estas fechas aunque conforme vaya avanzando el día el sol apriete de lo lindo como ha sido el caso de hoy. Hasta los 30º hemos llegado.
Hoy teníamos marcado el restaurante 402, una etapa cómoda que debíamos resolver tirando millas por El Chaparral, el cubillas, cortijo de Arenales, Deifontes, Iznalloz, Venta la Nava y el 402 para volver por el mismo sitio con la excepción de que desde el cubillas tomamos la cuesta del "calambre" para llegar a Albolote donde estaba, como viene siendo habitual, el punto de reagrupamiento.
La jornada comenzaba bien, con algún "despistaillo" que otro con el tema horario, lo que le ha obligado a esperar sobremanera hasta la partida del pelotón y es que en octubre las salidas son a las 9.30 h en lugar de las 9 que son en septiembre.
La etapa en sí, con pocos desniveles y muy cómoda de resolver nos la hemos zampado en algo más de tres horas ya que el trazado invitaba a rodar. Tanto en la ida como en la vuelta se han formado varias grupetas, como siempre, los de delante, volando y los de detrás recogiendo efectivos que se iban quedando descolgados.
Los veteranos, Manolo, Joaquín y Elías han llegado hasta Iznalloz para volver por sus pasos hasta Albolote donde pacientemente nos han esperado. Hoy, se ve que también han rodado fuerte porque según informaba el portavoz del grupo, los aguilillas no los han pillado. Ole ahí.
Pero hay una cosa que ha sabido adaptarse a los tiempos, que ha perdurado desde épocas inmemorables hasta nuestros días. Cosas que, muy a pesar de muchos, sigue latente y es la malafollá "granaina". Eso está arraigado de tal manera que es indestructible, como la caja negra de un boing 747.
Robándole palabras citadas por nuestro insigne Goyo que aludía en su momento en una crónica en este blog allá por 2010 y que expongo aquí fielmente, para contar lo ocurrido este domingo 28 de septiembre de 2025:
Sólo hay que cambiar el pueblo. Separados en la distancia el uno del otro por más de 80 km y 15 años después, podemos asegurar sin lugar a dudas que esta idiosincrasia "granaina" sigue rezumando por los poros de estos nuestros paisanos provinciales como si de sudor veraniego se tratase. Ríase usted del Rh negativo de los vascos.
Paso a contar los hechos. Curiosamente, y a ver si sirve de precedente, hoy, el Velo Club partía en grupo y en perfecta armonía con dirección a Ventas de Huelma. Había que hacer unos kms por la vega para luego ir a Ventas por Chimeneas y Ácula. Todo normal, con la salvedad, vuelvo a reiterar porque es sorpresiva, que todos, a excepción de nuestros veteranos más ilustres que partían unos minutos antes, todos, partíamos juntos. A las primeras de cambio, cuando el terreno se inclina, comienzan los primeros descuelgues. El grupo rueda bien, con gente que va tirando y gente que va subiendo y bajando para ayudar a compañeros a volver a la disciplina del grupo. Llega el momento en el que se forman grupetas coincidiendo por los últimos kms de la ida.
Está muy extendido en el grupo eso de salir y no ver a donde se va. ¿Para que vamos a leer el libro de rutas? La casualidad es, para confusión del personal, que suelen ser los que siempre van delante. La cosa es que llegan los primeros a Ventas de Huelma y como si hubiesen sido arrastrados con una cuerda, tiran para Casa Luciano cuando el libro ponía Mesón Bernardo. Los de detrás siguen sus pasos. La última grupeta, compuesta por unas 6/8 unidades entre las que se encuentra este que relata, sí cumple con el libro y tira para "el Bernardo". El azar hace que yo sea el primero entrar al local. Apenas 4 parroquianos del lugar apostados en al barra dirimen sobre los designios del pais al más puro estilo "cuñao". Buenos días, suelto, alto y resolutivo. Uno de ellos se vuelve y masculla sin mucha efusividad algo parecido a un saludo. Una muchacha muy joven, libreta en ristre, se aviene presta a tomar la comanda. "Cortado y media de aceite", digo. Mientras, me dispongo a cumplir con mis obligaciones prostáticas en el aseo. La posición sentada en la bici provoca que se establezcan prioridades casi innegociables y una vez que echas el pie a tierra, ya sabes a donde tienes que dirigirte.
Cuando me dispongo a salir del baño, el grupo ya estaba sentado en torno a un tonel de madera dispuesto a lanzar todo tipo de peticiones a la joven.
Ya tenía yo mi cortado servido en la barra, que tomo y me coloco en una mesa contigua al tonel. Hasta ahí, todo transcurre con absoluta normalidad.
Es en ese momento cuando entra en escena el protagonista del relato. Un espécimen lugareño cercano a la edad de los 50 (o más diría yo) lanzando todo tipo de improperios a los amarillos del tonel. ¿Que me he perdido mientras estaba en el baño?, me pregunto. Pues no me he perdido nada, me digo. Es que el señor es así de simpático. Amenaza al grupo con tardar el ciento y la madre utilizando toda la malafollá del mundo habida y por haber. Que las cosas se piden de uno en uno y que primero, las bebidas. "si todavía no hemos empezado a pedir" acierto a escuchar del grupo.
Total, que cuando la cosa vuelve a rodar, mi tocayo Atienza pide una cocacola. Respuesta del señor: "No te la pongo" (ahí, con dos cojones) a lo que el doliente se levanta encarándose con él. Hay que tranquilizarlo para que la cosa no vaya a mayores. Una vez servidas las bebidas, viene la bomba. "Que sepáis que no tengo pan, que no ha venido el panadero" Bomba que cae como un mazazo por dos motivos. Uno, porque nos quedábamos sin comer y otro, que se le notaba la alevosia y premeditación a la hora de "exigir" primero que le dijésemos las bebidas para asegurarse la venta para después lanzarte el puyazo definitivo. No hay pan y el café son 1.50 € (ni en el mirador del Palace).
La faena la remata al más puro estilo de los grandes toreros, para salir por la puerta grande. Aún le quedaba la estocada definitiva, la de gracia, la que nos iba a dejar noqueados. "Aquí no quiero ciclistas", dice, para seguir "ahí detrás tenéis un bar donde tienen de todo", sentenció.
La estampida fue de órgado. En un principio pensé hacer un "simpa" (cosa que nunca he hecho pero que la tengo en el tintero y ahí se presentó la ocasión más idónea). Pero no, uno tiene sus principios y con la poca dignidad que el señor nos dejó pagué religiosamente mi café a 1,50€, intentando igualarlo en malafollá, sin conseguirlo y tiré para Casa Luciano, ahí detrás, como decía el especimen. Los demás hacen lo propio. Una vez en el Luciano, las tostadas nos supieron a gloria y nuestra descarga de indignación también ya que todos los compañeros fueron informados de tal afrenta.
Así que ciclistas del mundo, si queréis conocer de primera mano lo que es un tipo con malafollá genuina, no dejéis de visitar el Mesón Bernardo. Eso sí, se recomienda ir desayunados ya que allí poco vais a pillar.
El regreso, todos juntos de nuevo, rodando con ganas ya que el terreno es más que favorable.
Los veteranos llegaron hasta Chimeneas volviendo hacia Maracena por los desiertos y la carretera de Santa Fe, como marcaba el libro de rutas, con la casualidad que todos los componentes de la marcha se juntaron en la entrada de Albolote.
Por cierto, esta marcha era en recuerdo a uno de nuestros socios más queridos, el amigo Agustín, fiel delegado de marchas y ángel guardián de nuestra seguridad durante muchos años en el Velo Club.
En nuestra retina siempre quedará la imagen del semblante sereno de Agustín apostado en la cuneta de cualquier carretera esperando sin prisa alguna en aquel mercedes amarillo con la dirección "resisitida" como el decía, los asientos de scai y sin aire acondicionado.
Grande Agustín.
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Hoy teníamos Talará, en el mismo corazón del Valle de Lecrín y que debíamos ir por la carretera antigua de la costa, carretera que tantos recuerdos nos trae sobre todo a aquellos que tuvimos que pasar por allí para llegar hasta la playa. A veces uno piensa como era posible que por allí pasase un autobús cargado de gente, que si la suerte, o el azar hacia coincidir con otro de frente se podía liar la marimorena para pasar obligando a los diestros conductores a demostrar sus habilidades sobradamente adquiridas ante un público nervioso e impaciente por llegar al destino playero. Y es que el trayecto se las traía. Para llegar a la playa había que atravesar Granada capital por el camino de Ronda, Armilla, Alhendín, Padul, Dúrcal y Talará, que es el pueblo que nos ocupa hoy. Desde ahí hasta la playa, pasar por Béznar, el túnel de Ízbor y Vélez de Benaudalla donde era casi obligatorio parar para comer pestiños. Por si fuese poco, después, los caracolillos de Vélez y otro túnel, el de La Gorgoracha, para dejarse caer hasta Motril. Una odisea que nunca bajada de las 2 horas y media como mínimo, si es que no había que parar por algún que otro mareo.
Luego llegaron las carreteras que evitaban los pueblos y la cosa se suavizó bajando considerablemente el tiempo invertido en el trayecto, y después, las autovías y los buenos coches que propician que el trayecto hasta la playa sea prácticamente un trámite (el día que no te pilla caravana).
Pues por esa carretera hemos estado hoy, que está de dulce, con un asfalto impecable carente de tráfico comprometido y con una riqueza visual sin parangón. El Valle de Lecrín siempre será una buena opción si lo que se quiere es disfrutar de un buen día de bici.
Bajo la dirección del delegado de hoy, Serafín, la ida la teníamos por la carretera antigua hasta Talará donde varios grupos se han formado inundando de amarillo toda la carretera y el regreso, ya mucho más tranquilos, nuestra hoja de ruta nos indicaba que debíamos atravesar Dúrcal pueblo para, una vez pasado por el "pilarillo" dirigirnos a Cozvíjar y la vía romana que nos llevaría hasta Padul. Una vez retomada la carretera de la costa, en el Puntal, bajamos por el Suspiro del Moro y camino de Bobadilla donde nos hemos reagrupado para dirigirnos a Maracena.
Nuestros veteranos, incansables ellos, han llegado hasta el Zahor con una muestra, un día más, de pundonor y buen oficio encima de la bici.
El regreso, mucho más cómodo, por Alomartes, el recorte, Obéilar, Escóznar, Valderrubio, Fuente Vaqueros, la viñuela y Albolote donde, después de reagruparnos, cada cual ha tirado para su templo.
En Illora, nada más iniciar el regreso, nos ha sorprendido una concentración de motos clásicas, vespas la gran mayoría, que nos ha tenido de espectadores casi todo el paso de la comitiva. Desde ahí ya ha sido volar. El terreno es favorable por lo que se presta a tirar millas.
Eso no debe ser incompatible con la prudencia y el respeto hacía los demás usuarios de las carreteras. No vamos solos ni somos los privilegiados que cada domingo tenemos el derecho a que todo el mundo se aparte para que podamos lucir nuestras "aptitudes" ciclistas. El paso por las poblaciones debe ser de obligado cumplimiento hacerlo de manera coordinada y con precaución. Al igual que en las rotondas, cruces y demás elementos.
Hoy, en el regreso, todo eso ha brillado por su ausencia.
- Gente, intentando demostrar lo indemostrable, agazapados en mitad de un numeroso grupo y que a la más mínima inclinación del terreno no tiene inconveniente alguno de invadir el carril contrario para demostrar no se sabe aún muy bien qué, aunque de frente venga (o vengan) coches, da igual. Yo corono primero para luego frenar en seco.
- Gente que se le olvida que lo que practicamos en el velo club es CICLOTURISMO y se toma la salida con el club como si de una carrera "encubierta y sin dorsal" se tratase poniendo en peligro la integridad de todos los que van detrás aunque cuando van a correr una carrera de verdad y con dorsal no bajan del puesto 300 o 400.
- Gente que espera a llegar a un núcleo urbano y cuando algunos deciden levantar el pie y bajar el ritmo por temas de seguridad, saltan como el cristal pasando como una exhalación.
- Gente, en definitiva, que quiere dejarte y gente que no quiere que la dejen. Todo metido en un frasco y agitado, el día menos pensado, cuando menos lo esperemos tendremos que lamentar una desgracia, y si no, al tiempo.
Viendo el panorama, éste que os cuenta, nada más pasar Obéilar, aún siendo un terreno más que favorable, decide levantar definitivamente el pie y realizar todo el trayecto en solitario hasta que ha llegado una grupeta que venía mucho más tranquila por detrás, que ha sido ya en la carretera de Santa Fe a Atarfe. Y es que es como dice el refrán, casi es mejor ir solo que mal acompañado.
Por cierto, los veteranos han llegado a Illora por Obéilar, en la ida y en la vuelta, bravo por ellos y por su actitud ante el deporte.

El pasado domingo tuvo lugar la marcha que os llevaba a Tózar, un municipio enclavado dentro del la comunidad de pueblos que engloba la localidad de Moclín.
Par la ida, el grupo se dirigió a Pinos Puente, Tiena y Puerto Lope teniendo como aliciente el regreso que debía ser por el vecino Limones, Cerro Cauro, Puerto Guerra, Colomera, Las Torres, Carretera del Casillego, Caparacena, El Chaparral y Albolote donde, después de reagrupamiento, a Maracena.
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Este pasado domingo, el Velo Club, rindió le rindió un homenaje con una marcha a Piñar, en la ida por la estación y a la vuelta, por Iznalloz.
Siempre en nuestro recuerdo, Antonio Flores.
Aprovecho la ocasión para poner un enlace de este blog de una entrada que se publicó hace ya unos cuantos años, allá por 2010, el 1 de noviembre y que viene a colación de nuestro amigo y añorado "Flores". Espero que os guste.
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Lo primero que se nos viene a la cabeza es la pregunta es el porqué ese nombre. Hace ya unos cuantos años, en esa época en que los cambios iban en el cuadro y tenías que tirar de palanca para subir algunos de esos seis piñones que llevabas (porque antes se les llamaba piñones y no coronas y ni mucho menos casette), pues le pregunté a cierta personalidad de este mundillo del porqué del nombre y su respuesta fue bien clara. - Si vas a hacer ese circuito, más te vale que te lleves, aunque sea, un buen mendrugo de pan que a buen seguro te va a hacer falta y no te va a sobrar. Y no le faltaba razón.
Por supuesto, esa catalogación digna más bien de una leyenda urbana que de un erudito de la materia no tiene nada de ciencia cierta pero como hasta la presente, y que Dios me perdone, nadie se ha atrevido a pronosticar otra versión, pues nosotros seguimos creyéndola a pies juntillas con cierta dosis de nostalgia ya que desde que el progreso se empeñó en acercar ciudades construyendo autovías, el circuito original quedó anulado y os cuento el por qué.
Lo primero, para los más "neófitos" en el tema, el circuito del mendrugo no es otra cosa que un recorrido que nos lleva en la actualidad a la Peza desde Granada (que es el recorrido que hemos hecho hoy) para continuar para el embalse Francisco Abellán y desde ahí a Darro para seguir con dirección a Bogarre, Iznalloz, Deifontes, Albolote y cada cual a su templo. Dicho recorrido se puede hacer también a la inversa, que tanto monta como monta tanto (como diría Isabel a Fernando).
Eso es en la actualidad ya que originariamente no había que ir a la Peza sino que por el Fargue se afrontaba la subida a Puerto Lobo, Puerto de la Mora (si, el puerto de la mora) y puerto Molinillo. Cuando acababas de coronar el tercer puerto ibas más "trillao" que un trigo en una era. Desde ahí a Darro y ya, el regreso, por el indicado en la versión nueva.
Teniendo en cuenta que las carreteras, las bicis, las barritas y las indumentarias eran de otra manera (porque el calor era el mismo ya que nos alumbraba el mismo sol que ahora) cuando llegabas a la zona de Bogarre ya podías ir divisando en el cielo a los buitres volando en círculo. Con el tiempo, ese recorrido cayó en desuso, como decía, por la maldita autovía, reinventándose poco después por la Peza y manteniendo el halo de circuito mítico granadino que, junto otros cuantos, deberían ser nombrados lugares de culto para cualquier amante del ciclismo que se precie.
Y allí hemos estado, con un grupo mermado de efectivos, eso sí, pero que prácticamente la totalidad del pelotón ha culminado con éxito el recorrido salvo un abandono por avería tecnológica (que no mecánica) y algún que otro que en los Blancares ha tornado sobre sus pasos para cumplir con diversos compromisos familiares.
En la ida, con mucha cautela, nadando y guardando la ropa como se suele decir. Varias grupetas con diversos ritmos. Por delante, unos pocos que comenzaban algo antes y por detrás el grueso de pelotón hasta el inicio del baile, en Quéntar, donde cada cual ha puesto su disciplina para ir lo más cómodo posible.
Aplauso especial al grupo hoy, que ha tenido a bien en reagruparse al completo en Blancares para afrontar el último "arreón" hasta Darro (donde estaba puesto el control de firmas) todos juntos. ¡¡¡Esa es la actitud!!!
El regreso, todos agrupados ya que el terreno es muy favorable lo que se ha conseguido rodar con una velocidad más que considerable ya que la carretera así nos lo ofrecía.
Mención especial a nuestro compañero Miguel, nuestro particular "ángel de la guarda" con el coche, que ha estado en toda la etapa pendiente de que no nos faltara agua en ningún momento, cosa que es de agradecer y de poner en valor.
Con días así, da gusto rodar con el Velo Club.
Pero luego están los cansinos de los compis que se atreven a acompañarte para no dejarte solo y te van machacando la moral hasta que sucumbes. -Naaaahh, si vamos "despacico", (decía uno). - Eso vamos tranquilos y la hacemos entera, decía "el apoyador". Y Francis, que hoy ejercía de delegado, que no nos ha dejado ni un minuto solos, tomándose muy a pecho eso de que el delegado, en caso de que vaya en bici, deber ir acompañando al último. Por más que le hemos dicho que siguiera, que nosotros nos apañamos, pues nada, ahí estaba el tío (aplausos).
La ida, con un grupo más que reducido al principio, muy tranquila aprovechando el escaso número de efectivos que respetan el horario de salida (unos habían salido antes de la hora indicada en el libro y otros, después, creando así una "nueva modalidad de salida a la carta").
Una rápida mirada atrás me advierte que el grupo es más numeroso que el que dejamos en la avería. Se habían unido los no madrugadores. Por delante, la cofradía de la "madrugá" seguía su curso. Pronto se desmadra la cosa y volvemos a quedarnos como estábamos al principio, los tres jinetes y Francis, que seguía empecinado en aguantar nuestro clamoroso rítmo. Tal era que éste que os cuenta, para amenizar la ruta (y eso que íbamos subiendo, que conste) le ha hecho una semblanza sobre el Valle de Lecrín a los improvisados parroquianos que escuchaban con avidez del por qué el Valle de Lecrín se llama así. Como no podía ser de otra manera, todo viene de la bendita época árabe que nos dejó un alto legado cultural en toda la provincia (este apartado lo dejamos para mejor ocasión).
Y así van cayendo los kms y como quien no quiere la cosa, nos presentamos en Pinos del Valle. Unos habían recién empezado a desayunar y otros, los de la "madrugá" ya no aguantaban más y para que esperar, - nos vamos que nosotros vamos más lentos, se oye decir. Como si nosotros fuésemos "el Pogachar y el Renco". Total, que salimos los que pacientemente nos esperan a que tengamos al menos un desayuno medio digno (me refiero en tiempo y forma) y tras una breve parada en la presa para inmortalizar tan bello momento nos enfrascamos en afrontar lo que nos queda, que no es poco.
Como no se habían gastado mucho las reservas de las piernas, vuelvo a reformular mi plan. Ya no volvería en el coche como dispuse en su momento, sino que en las zonas donde viese que la cosa era más complicada pues tiraría de veteranía (que para eso sabe uno engancharse en la ventanilla) y tras un acuerdo con un paciente Miguel que iba con el coche, afrontamos el regreso.
La primera en la frente. No había guardado el móvil (porque las fotos de la presa se habían hecho con mi móvil) y ya me había quedado solo como aquel que dice. Como "follasquín" han salido. Pues nada, ahora veréis. Miguel, fiel respetuoso de los pactos firmados, me espera y tiro para arriba reventado todos los registros del strava. Eso es lo que hay. Los paso y afronto, ya solo, el paso por Bérzar y comienzo la subida de los "llanos de contra" que tienen de llanos lo que yo de fraile. Hay tramillos que llegan al 9% (llanos dicen, los co****). Mi alcanzan los más aventajados. Llega el coche, y vuelta la burra al trigo. Los paso otra vez, en este caso hasta Talará que el paso por el pueblo lo vuelvo a hacer solo. En el cruce de Acequias, otra vez, el coche. Por delante tengo a la avanzadilla que van penando con la calor. Mi idea era llegar al cruce de Nigüelas y esperar los que no me habían abandonado en la ída.
La avanzadilla medio me convencen de irnos tranquilos hasta el cruce de Dúrcal donde pararíamos para comprar agua en el surtidor. Y así hacemos. El terreno es favorable por lo que nos plantamos allí en un pis pas.
Llamo al coche para ver por donde vienen. Por Nigüelas, me dice. Pues os espero, le digo, en un alarde de compañerismo y a modo de devolver el favor de los compañeros de la ida. Y así ha sido. La avanzadilla vuelve a lo suyo y yo me quedo a esperar pacientemente la llegada del grueso del mermado pelotón.
Una vez reagrupados, tomamos la carretera que va para Cozvijar (el segundo paso por allí en el día) y nos desviamos para Padul
Pasamos Padul y afrontamos el tramo que lleva hasta la autovía y El Puntal, punto donde el coche ha tenido el percance de pillar un bordillo que estaba agazapado entre la maleza pegando un reventón la rueda. Lo que inicialmente parecía un simple pinchazo se ha convertido en algo más serio. Ahora Francis, además de delegado, tira de profesión, y cambia en un santiamén la rueda. Pero no era solamente un pinchazo. La rueda iba suelta. El fuerte impacto ha provocado que el eje (yo no entiendo nada de estos temas, solo comento lo que se escuchaba por allí) estaba suelto y la rueda iba como mirando para la cuneta. A duras penas, conseguimos llegar con el coche a una zona de naves donde podría ser aparcado sin obstaculizar la carretera como estaba en un principio. Mira por donde, había allí una grúa y, tras una breve negociación entre Francis y el "gruista", éste último accede a llevar el coche hasta Maracena donde será minuciosamente revisado y "a ver que pasa".Gracias al Dios que fuere, no hemos tenido que lamentar nada más que la avería del coche porque el vuelo que ha hecho era como para volcar. Afortunadamente, Miguel no ha sufrido percance alguno salvo que se ha derramado encima toda el agua de la nevera que iba abierta en el asiento de al lado y que, dicho sea de paso, le ha venido de maravilla porque el "lorenzo" ya había presentado la credenciales para ver quien mandaba allí.
Una vez todo "enjaretao" los tres que nos quedemos allí con Miguel, Alberto, Francis y este que os cuenta, afrontamos el regreso con más corazón que ganas ya que el calor apretaba de lo lindo.
En el punto de reagrupamiento estaba Damián esperando y Marcelo que había ido al hotel que hay allí cerca para avituallarnos de agua porque la que traíamos en el bidón estaba para todo menos para bebérsela.
Los veteranos, como citaba al principio, ha llegado hasta el Zahor y otros dos, Jorge y Pepe, decidieron con buen criterio, hacer la ruta hasta Talará.
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Jornada con mucha calor que se ha afrontando con el nuevo horario que tenemos para los meses estivales. Por delante las marchas más exigentes de la temporada. Que el señor nos pille confesados.