El pelotón, compacto, a la llegada a Illora en el regreso |
Ir a Alomartes, puede ser considerado a priori, algo cómodo. La localidad se encuentra a los pies de Parapanda y a ella se accede normalmente atravesando la comarca de la vega lorquiana, todo llano y el municipio de Illora, que es donde la cosa se complica, solo un poco, con su corta subida.
Nuestro calendario establecía esta marcha en el mes que estamos, pero con un poco más de km y dificultad, pero con el aliciente añadido de dar alas a los nuevos aguilillas que pululan por el club ávidos de kms y sed de venganza.
Así las cosas, el periplo se iniciaba en Maracena, donde un total de 35 socios han partido con dirección a El Chaparral, pantano de Cubillas, Las Torres, Olivares, Tiena, Illora y Alomartes.
Pintaba bien. Buen día, buenas sensaciones y como decía al principio, mucha ganas de dar guerra.
El frescor matinal se ha dado por solventado a las primeras de cambio poniendo una marcheta exigente al grupo en un terreno favorable como es el llano hasta el embalse para después iniciar las consabidas hostilidades propias de una ruta como la de hoy con un continuo subir y (poco) bajar.
Por si fuese poco, el paso por Olivares ha sido un visto y no visto, dejándonos a los pies del tramo, quizás más exigente del día, la subida a Tiena (con cortejo fúnebre incluido en el centro del pueblo) y la cansina carretera que lleva hasta la carretera de Córdoba.
Desde ahí, hasta Alomartes, un terreno favorable a excepción de la subidilla (la madre que la parió) a partir del cortijo.
La zona, propia para gente con ganas de "tralla", no deja indiferente a nadie. Hoy podíamos presumir de una ruta con unos paisajes espectaculares. El Cubillas es un remanso de paz a esas horas, los llanos desde la "cuesta del perro" hasta la bajada de Olivares nos ofrecían unas panorámicas de nuestra Sierra (aún nevada) increíbles y la bajada al pueblo con unas vistas de privilegio sobre un Moclín que hoy lucía radiante con un cielo limpio y azul como escolta.
Los tonos ocres y rojizos de la caliza piedra del tocón del Gollizno también robaba algo de atención compartiendo codo con codo el protagonismo de la escena.
Por cierto, ya están aquí. En las cunetas ya van apareciendo las primeras amapolas, limpias, radiantes, tiernas y débiles pero con un rojo que alegra la vista. Es un hecho irrufutable. La primavera ya la tenemos encima.
En Alomartes |
El paso por los pueblos de Obeilar, Escóznar, Valderrubio y Fuente Vaqueros, con la precaución pertinente, como está "mandao" pero el resto del tramo, a velocidades de "anda que os maten".
Que "ganica" de que lleguen las etapas largas, "mae mía".
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