domingo, 31 de julio de 2022

Domingo 31 de julio: HOYA DE LA MORA

La Hoya de la Mora, situada a 2500 m. de altitud en pleno corazón del parque natural de Sierra Nevada es una zona recreativa en la que en invierno se convierte en un espacio de esparcimiento en el que las familias aprovechan la nieve para pasar un buen de día de juegos con los más pequeños. Pero en el periodo estival se convierte es un atractivo veraniego para la práctica de todo tipo de deportes al aire libre. Es muy fácil ver en esta etapa del año a multitud de senderistas llegar hasta allí y afrontar la subida al coloso de la Sierra, el Veleta, a golpe de alpargata. Y como no, ciclistas, muchos ciclistas y de todas las condiciones. Los hay que suben emplatados como quien anda por el salón de su casa. Otros, sufriendo la pena negra. Los hay solitarios que ascienden con la mera compañía de sus pensamientos y los hay que suben en grupo dando caña. Luego está el Velo Club, que afronta esta subida como colofón a esta parte exigente de la temporada antes del parón veraniego de agosto.

Para ello, se parte en grupo desde Maracena para atravesar literalmente el corazón de la capital granadina que a esas tempranas horas de la mañana dominical no es demasiado laborioso. Una vez en la carretera de la Sierra el grupo se va estirando poco a poco, como haciendo la goma, hasta que termina por romperse en multitud de grupetas que empiezan la subida con el ritmo más adecuado.

Aquí si se que marcan las diferencias, y que diferencias. Los más aventajados, los aguilillas, ponen pies en polvorosa y los demás deciden tomárselo más como un reto personal que otra cosa.

Y poco a poco van cayendo los kilómetros hasta llegar al Dornajo, punto de inflexión para algunos que deciden que por hoy ya está bien y tornan el rumbo para iniciar la vuelta. El resto, continúa la ascensión por las Sabinas, tal y como marcaba el calendario.

Los últimos kilómetros se convierten en un autentico suplicio. El grupo de delante ya ha coronado y decide llegar hasta la Virgen de las Nieves. Mientras, por detrás, las grupetas se unen y se convierte en un mini pelotón con todos los que deciden llegar arriba. Últimos kílometros, quedan apenas tres, y ya no valen excusas. Cada uno tira como puede. El viento sopla de lo lindo. Gestos de solidaridad entre compañeros para que nadie vaya solo y poco a poco un rosario de ciclista va llegando al objetivo, los 2500 metros del altitud en los que está situado el paraje conocido como la Hoya de la Mora.

Allí, nuestro amigo Kiko, regente el kiosko que lleva el nombre del lugar se encarga de que todos y cada uno de nosotros no se vuelva con los depósitos vacíos y nos prepara los ya clásicos suculentos bocatas con las bebidas que cada uno prefiera siendo, como no podía ser de otra manera, el tercio de cerveza el protagonista.

Los veteranos llegaban hasta el Restaurante Los Puentes, que tampoco está nada mal.

El regreso, por Pradollano para evitar las curvas de las Sabinas, mucho más cómodo y rápido cumpliendo todos con el objetivo y marcando una muesca más en el manillar a modo de otro reto conseguido.

Llega Agosto y con él, el parón venariego. Felices vacaciones a todo el mundo. Nos vemos en septiembre.

 

viernes, 29 de julio de 2022

Domingo 24 de julio: PINOS DEL VALLE

Este domingo 24 la ruta estaba marcada a Pinos del Valle en una jornada marcada por el calor. Poco a poco nos acercamos al periodo vacacional del mes de mayo pero antes tenemos el coloso de la temporada el domingo que viene, Sierra Nevada. 

domingo, 17 de julio de 2022

Domingo 17 de julio: NOALEJO


Foto de familia en la puerta del establecimiento

Hoy nos marcaba el calendario un clásico en nuestro club. La visita a la Cafetería Bar Mónica, en Noalejo, se ha convertido ya en un acontecimiento extraordinario que no puede pasar desapercibido cuando llega el punto álgido de la temporada.

Y es que allí nos encontramos como en casa. Nos tratan de maravilla y se desviven, la familia al completo, porque todos y cada uno de nosotros parta de allí con un buen sabor de boca. 

Llegábamos puntuales. Más o menos este que suscribe comunicaba días antes a Mónica, la regente del local, que este domingo teníamos visita por allí. 

- No te preocupes, -me dijo-. Aquí os esperamos como siempre. 

- Llegaremos sobre las 10.00, dije yo pensando con buen criterio que más menos se tardarían como dos horas y media en llegar.

Y es que el rutómetro marcaba una de las buenas. Si para llegar hasta allí ya se pone algo pesado por la via normal, hacerlo por Montillana se complica sobremanera la cosa teniendo en cuenta los tres rampones que te reciben desde la Venta de Andar.

El primero, de algo más de 3,5 km con disniveles más que considerables hasta el Alto de Montillana. El segundo, ya con el sol en plena ebullición, nada más salir del pueblo, con un asfalto en pésimo estado y con unas revueltas propias más buenos escaladores que de otra cosa, nos lleva hasta un altículo que debe servir de linde provincial entre Granada y la vecina Jaen en el que se divisa ya le objetivo, Noalejo. Y el tercero, para postre, la entrada al pueblo. Total, que si le sumas las subidas y Colomera y Puerto Guerra, ascendidas previamente, junto con el calor que, como decía, ya empezaba a apretar, pues normal que más de uno llegase a Noalejo pidiendo la hora. Aún así, hemos llegado sobre la campana, a las 10.05, que no está nada mal.

Y allí estaba la familia esperándonos, con su patio fresquito y sus mesas preparadas para que devoráramos las tostadas que no paraban de salir aderezadas con aceite de la comarca, tomate de la vega y uno de los productos estrella de la zona, el jamón. 

Todo en un abrir y cerrar de ojos. Una vez satisfechos los comensales y cargados los depósitos de nutrientes, foto de rigor en la puerta del establecimiento con los anfitriones y vuelta al tajo, no sin antes aceptar una batería de botellas de agua fresquita que nos ofrecían para la vuelta y que hemos dado sabida cuenta de ellas en un improvisado reagrupamiento de la escasa veintena de participantes que hoy se han dado cita, una vez coronado el Alto de Colomera. 

Se ve que lo de madrugar en exceso no va mucho con el personal, así como el periodo estival que invita a otros menestreres veraniegos debido a la pregonada ola de calor. 

La cosa es que nos hemos venido con un buen sabor de boca, como siempre, de Noalejo no quedanonos otra que recomendar a todo amante del ciclismo que visite la cafetería Bar Mónica. Además, la ruta da mucho juego. Tiene km, subidas, bajadas y llano. Todos los ingredientes para disfrutar de este bello y noble deporte.

Gracias infinitas Mónica y familia. Amenazamos con volver.

Nuestros veteranos han dado por finalizada la ruta en Colomera, que no está nada mal.


El grupo llegando a Noalejo
Los veteranos, en Colomera

domingo, 10 de julio de 2022

Domingo 10 de julio: SÚPER PIRANAICA


Denominada así desde hace unos años, "la pirenaica" consistía en hacer una ruta que por su trazado y belleza bien podría codearse con esas rutas emblemáticas que transcurren por la cordillera de los Pirineos y que son recorridas por los participantes tanto de la vuelta como del tour.

Y es que Granada tiene todos los alicientes para poder disfrutar de esos lugares y los tiene a tiro de piedra, sin tener que desplazarse.

Nosotros, para rizar el rizo, y tirando de testosterona allá por enero que es cuando se confecciona el calendario de rutas y supongo que por eso de hacer valer los pilares fundamentales del espíritu olímpico que no son otros que "más lejos, más alto y más rápido" pues nos decimos que si el año pasado la hicimos, este año tiene que tener un aliciente más.

Y entonces suena el Purche. Pues para dentro. Y es entonces cuando la Pirenaica, se convierte en Súper Pirenaica

¿Qué cual es el recorrido? Pues se parte de Maracena, en este caso con dirección a la vega para rodar un poco. Se llega a Pinos Puente y de ahí por Caparacena al Chaparral. Cuando llegas al Chaparral ya llevas algo más de 30 km ya zampados.

Y ahí empieza el baile. Los primeros kms son cómodos hasta llegar al cruce de Calicasas. Desde ahí hasta Güevejar ya la cosa se complica. Sobra decir que estamos en julio y el "lorenzo" ya empieza a reírse del personal. La cuesta "del olivo", como coloquialmente se le conoce al repechón que llega a Güevejar no deja indiferente a nadie. Son apenas dos km son un porcentaje sostenido en el 10% que sube al 14 en los últimos 100 m. Ya en la localidad, la cosa se suavieza de manera paulatina hasta el cruce de Nívar. Y vuelta la burra al trigo. Un km, otra vez, exigente hasta el pueblo. Un breve respiro y vuelven los rampones que no te dejan respirar hasta bien llegado el mirador de Alfacar, en el mismo cruce de la Alfaguara. La llegada a Víznar se recorre de manera cómoda pero para salir con dirección al centro de interpretación de la naturaleza de la sierra de Huétor tienes que  afrontar otro rampón, en este caso del 15 % que luego se aligera un poco hasta recorrer los algo más de dos kms. que tiene la subida.

Desde ahí hasta Huétor Santillán ya es volar. Una rápida bajada hasta el Rio Darro y la rampa de acceso al pueblo donde teníamos el control de firmas y desayuno con reagrupamiento. 

Los que evitaban el recorrido de la ida llegaban hasta Huétor Santillán por la antigua carretera de Murcia, por el Fargue.

Hasta ahí va todo bien. Una vez puestos en faena, se continua en contínua ascensión hasta casi casi Beas de Granada. La subidilla se las trae, por el calor y por lo empinada. Por cierto ¿alguien sabe como se llama esa subida? ¿NO?. Pues ahí va el nombre "Puerto Blanco", y tiene rango de puerto y todo. Lo que no se es la categoría pero que la subida se las trae.

Una vez coronado, rápido descenso hasta Beas y nada más salir, otro rampón, el del monje. No muy largo pero con desniveles más que considerables como para que no dejen indiferente a nadie.

En condiciones normales, una vez coronado e inmortalizado el momento en el alto, el regreso ya es coser y cantar ya que es un continuo bajar, primero hasta Quéntar y después hasta Granada. Eso sería si se tratase de la Pirenaica pero como citaba al comienzo de este relato, hoy teníamos que rizar el rizo y para postre teníamos reservado el plato principal. La subida al Purche por la carretera de la sierra y bajada por Monachil. 

Como es normal, esa opción se ha quedado para los aguilillas que para eso disfrutan de ese rango. Los demás, unos han vuelto sobre sus pasos por el Fargue desde Huétor Santillán  y otros le han quitado el "súper" al titular de la ruta dejándola en tan solo Pirenaica, Los sendos pinchazos de Roberto (que han sido dos) han tenido la culpa jejejejeje.

La ruta ha transcurrido en perfecta armonía con las grupetas que se crean según niveles y salvo los me mocionados pinchazos no ha habido ninguna anécdota de mención salvo en la que todos hemos coincidido, en la dureza de la ruta y en la ola de calor que se nos echaba encima.

Hoy hemos tenido un delegado de marchas de excepción. Nuestro compañero Elías, veterano del club, que hoy le tocaba en suerte estar con nosotros desde el coche y que ha cumplido fielmente con su acometido además de hacer una batería de fotos de lujo. Desde Huétor se incorporaban al coche, Manolo Ramal y Joaquín Puertas, con lo que la veteranía que nos protegia de cualquier peligro no está a la altura de cualquier club. Bravo por ellos.

FOTOS

domingo, 3 de julio de 2022

Domingo 3 de julio: MONTEFRIO

 

Dicen, y no sin razón, que Montefrio tiene todos los alicientes para ser una población turisticamente emergente. De hecho, esa revista de fama mundial llamada National Geographic se hizo eco hace ya unos añillos sentenciando el mirador que otrora pasaba inadvertido por el visitante como uno de las mejores vistas del planeta, ahí es nada.

Y es que Montefrio, tuvo su época gris allá por los finales de los 60 y principios de los 70 del pasado siglo cuando sufrió una sangría demográfica en toda regla donde gran cantidad de familias enteras emigraron en su mayoría a los pueblos de lo que hoy conocemos como Área Metropolitana granadina en busca de una vida mejor.

Tal fue la éxodo masivo que el pueblo tuvo que reinventarse para salir adelante con los recursos propios de la zona. Los montes llenos de olivares y unos quesos y vinos de reconocido prestigio a nivel mundial junto al "empujoncito" turístico de la mencionada revista propiciaron que Montefrio, no solo frenase su descenso de población, sino que ya es un lugar de moda y peregrinaje de todo viajante que venga por Granada. 

Y allí hemos estado hoy con el Velo Club. Y hemos estado pasando por uno de los santuarios ciclistas de la provincia, por el Alto de Parapanda. Para llegar allí, partíamos desde Maracena a la temprana hora de las 7.30 de la mañana para evitar las calores propias de la época. 

El día se presentaba algo gris, con una incipiente amenaza de lluvía que se vislumbraba a lo lejos y que ha puesto en boga el refranero español que dice que "Cuando Parapanda tiene montera llueve aunque Dios no quiera". Y es que, no solo tenía montera, si no que no se veía. Pero hemos tirado de ganas y rumbo a la vega atravesando los típicos pueblos lorquianos hasta llegar a Illora y desde ahí afrontar la subida al Alto de Parapanda que como bien sabemos nos recibe con unas rampas sostenidas del  y 11 y 12 % sostenido en los primeros kms pero que luego se suaviza al 8-9. En total, una ascensión que si la contamos desde que se llega al pueblo supera los 7 kms. que te castigan en demasia. Llover no ha llovido aunque si que es cierto que el firme estaba algo mojado de una temprana llovizna matinal lo que ha motivado que la sensación calor fuese más incómoda por el alto indice de humedad.

Una vez coronado el Alto de Parapanda y después de un rápido descenso, rumbo a Montefrío para volver, después del desayuno por el Alto de Tocón, Tocón, Alomartes, Illora y nuevamente la vega para llegar a Albolote y tras un breve reagrupamiento, a Maracena.

Los que han evitado el circuito, han llegado hasta Alomartes unos, y Tocón, otros para volver sobre sus pasos.

Hoy, para más INRI, hemos tenido asistentes de excepción, dos, que junto a nuestro querido Rafael Osuna, han cubierto con sobrada experiencia y dedicación las labores de guardianes (en este caso, guardianas) de nuestra seguridad desde el vehículo de apoyo. Para colmo, han cubierto la labor de las fotos, que luego nos gusta vernos a todos en ruta. 

Gracias infinitas a Montse y María José por vuestra desinteresada dedicación en favor del buen funcionamiento de la marcha. Y lo digo porque no es tarea fácil, que todo hay que decirlo. Habéis sembrado precedente y no sabéis donde os habéis metido.