domingo, 22 de junio de 2025

Domingo 22 de junio: CIRCUITO DE PARAPANDA

 

Estrenamos verano con otro gran clásico, Parapanda. Hoy, el calendario nos tenía marcado en la hoja de ruta no dejar nada en el tintero de este emblemático circuito. Esta subida es de las bonitas, de verdad. Da igual por donde la afrontes, por la tradicional que es por Illora o por contra, por la peña de los Gitanos, en sentido inverso, que es como teníamos el trazado hoy.

Para ello debíamos ir al Cubillas y las Torres para dirigirnos después a Olivares y afrontar el primer escollo del día, la subida a Moclín (que no es poco). En Tiena, éste que os cuenta, junto con Darío, decide dejar Moclín para mejor ocasión ya que no está el "tablao para bailes flamencos" y tiramos para Illora directamente previo paso por la carretera de Córdoba. Una vez allí, decidimos subir a Parapanda por la vertiente clásica (que también es más exigente) con la sana intención de volvernos en el momento que llegase el grupo (o la cabeza del grupo). Al final, hasta arriba que hemos llegado para volver sobre nuestros pasos (que tampoco está nada mal).

El resto, cumpliendo fielmente con la hoja de ruta, coronan Moclín y, tras un rápido descenso, una vez en Puerto Lope se dirigen por la carretera de Montefrio hasta el cruce de Parapanda, donde inician la subida. 
Las diferencias en este tipo de marchas son bastante amplias ya que hay gente que está muy en forma y otra gente que decide hacer la ruta entera pero con más tranquilidad.

Una vez en Illora, y tras avituallar como es debido, se inicia el regreso con la mente puesta en lo que aún queda por delante. 
Había que llegar de nuevo a Olivares y subir el Alto de Olivares para desviarse al Puerto del "Casillego" para salir nuevamente a Pinos Puente con dirección a Caparacena, El Cubillas, Albolote y cada mochuelo a su olivo.

Ahí había varias opiniones. Los había que tenían claro evitar la subida de Olivares. Otros, tenían claro que sí, que la subían. Otros, no se sabe bien que harían, que ya verían lo que hacer en función de como fuesen las piernas.

En resumen, varias grupetas con ritmos cómodos y no tan cómodos a la salida de Illora. En el cruce de Valderrubio, con dirección a Zujaira, tratándose un terreno más que favorable y viendo que los de delante iban a culminar el recorrido, éste que os cuenta ya que tenía muy claro no subir Olivares, decide levantar el pie y esperar al grupo de detrás, más que todo para no tirar solo. Casi en Pinos llega el grupo. Roberto, Alberto, José María, (bravo por el tío que se lo ha merendado todo hoy sin rechistar) y alguno que otro más que no acierto a recordar.
La sorpresa llega en el cruce del cementerio de Pinos que alguien dice que siguen para Olivares.

Y heme yo ahí, en tierra de nadie, sin los de delante, sin los de detrás y sin los del medio.
Es lo bueno de este deporte, que lo único que necesitas es tener una bici (risas). Pienso, bueno, los de delante ya tienen que estar casi subiendo Olivares. Yo, que iba más bien justo, bueno justo no, muy justo, digo de tirar rodando tranquilo y a verlas venir. Ya llegarán, me digo. Nada más lejos de la realidad. Llego a Caparacena y hago parada técnica para coger agua, más que todo por el calor. Un bar en la misma carretera es lo más parecido a un oasis en medio del desierto. Cocacola rápida y llamo al coche, más que todo para ver si conviene esperar o no. 
- Estamos en Olivares, en el pilar. Hemos parado aquí todos - me dice Miguel. ¿Qué hago? ¿Espero o me voy?, -Vete, me ordena. La cosa va para largo, me dice.

Pues nada. Adiós a mis aspiraciones de llegar acompañado. La hora que era no era precisamente para esperar mucho así que tiro millas, ya sin ganas, a 40º y pensando que si yo voy así, como vendrán por detrás. Llego al Cubillas y afronto la maldita cuesta "del calambre" como si fuese el mismísimo Tourmalet, con todos lo hierros metidos. A ver si hay alguien en Albolote, me digo. Nada. Ni un alma. Pues para el cortijo, cerrando expediente de la marcha, no sin antes comerme (sin pan ni nada), el último coloso del día, la cansina subida de Juncaril hasta Peligros. Sólo Dios sabe lo que odio esa subida.
De como ha llegado el personal no tengo noticias pero imagino que no habrá sido tirando cohetes porque la marcha se las traía desde un principio.

Mención especial, como citaba antes, para José María, que después de un tiempo en el dique seco, ha sabido levantarse, sacudirse el polvo y decir "aquí no ha pasado nada, lo mejor y trincar la bici y tirar para delante". Bravo por él.

Los veteranos han llegado hasta Illora. Hoy la grupeta la componían Manolo Ramal, Joaquín Puertas y Elías.  

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