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Desde su fundación en 1982, el Velo Club Maracena conserva el extraordinario y sano carácter de entender el cicloturismo como una actividad fraternal donde prevalecen los valores de UNIÓN, AMISTAD y COMPAÑERISMO.
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Lo primero que se nos viene a la cabeza es la pregunta es el porqué ese nombre. Hace ya unos cuantos años, en esa época en que los cambios iban en el cuadro y tenías que tirar de palanca para subir algunos de esos seis piñones que llevabas (porque antes se les llamaba piñones y no coronas y ni mucho menos casette), pues le pregunté a cierta personalidad de este mundillo del porqué del nombre y su respuesta fue bien clara. - Si vas a hacer ese circuito, más te vale que te lleves, aunque sea, un buen mendrugo de pan que a buen seguro te va a hacer falta y no te va a sobrar. Y no le faltaba razón.
Por supuesto, esa catalogación digna más bien de una leyenda urbana que de un erudito de la materia no tiene nada de ciencia cierta pero como hasta la presente, y que Dios me perdone, nadie se ha atrevido a pronosticar otra versión, pues nosotros seguimos creyéndola a pies juntillas con cierta dosis de nostalgia ya que desde que el progreso se empeñó en acercar ciudades construyendo autovías, el circuito original quedó anulado y os cuento el por qué.
Lo primero, para los más "neófitos" en el tema, el circuito del mendrugo no es otra cosa que un recorrido que nos lleva en la actualidad a la Peza desde Granada (que es el recorrido que hemos hecho hoy) para continuar para el embalse Francisco Abellán y desde ahí a Darro para seguir con dirección a Bogarre, Iznalloz, Deifontes, Albolote y cada cual a su templo. Dicho recorrido se puede hacer también a la inversa, que tanto monta como monta tanto (como diría Isabel a Fernando).
Eso es en la actualidad ya que originariamente no había que ir a la Peza sino que por el Fargue se afrontaba la subida a Puerto Lobo, Puerto de la Mora (si, el puerto de la mora) y puerto Molinillo. Cuando acababas de coronar el tercer puerto ibas más "trillao" que un trigo en una era. Desde ahí a Darro y ya, el regreso, por el indicado en la versión nueva.
Teniendo en cuenta que las carreteras, las bicis, las barritas y las indumentarias eran de otra manera (porque el calor era el mismo ya que nos alumbraba el mismo sol que ahora) cuando llegabas a la zona de Bogarre ya podías ir divisando en el cielo a los buitres volando en círculo. Con el tiempo, ese recorrido cayó en desuso, como decía, por la maldita autovía, reinventándose poco después por la Peza y manteniendo el halo de circuito mítico granadino que, junto otros cuantos, deberían ser nombrados lugares de culto para cualquier amante del ciclismo que se precie.
Y allí hemos estado, con un grupo mermado de efectivos, eso sí, pero que prácticamente la totalidad del pelotón ha culminado con éxito el recorrido salvo un abandono por avería tecnológica (que no mecánica) y algún que otro que en los Blancares ha tornado sobre sus pasos para cumplir con diversos compromisos familiares.
En la ida, con mucha cautela, nadando y guardando la ropa como se suele decir. Varias grupetas con diversos ritmos. Por delante, unos pocos que comenzaban algo antes y por detrás el grueso de pelotón hasta el inicio del baile, en Quéntar, donde cada cual ha puesto su disciplina para ir lo más cómodo posible.
Aplauso especial al grupo hoy, que ha tenido a bien en reagruparse al completo en Blancares para afrontar el último "arreón" hasta Darro (donde estaba puesto el control de firmas) todos juntos. ¡¡¡Esa es la actitud!!!
El regreso, todos agrupados ya que el terreno es muy favorable lo que se ha conseguido rodar con una velocidad más que considerable ya que la carretera así nos lo ofrecía.
Mención especial a nuestro compañero Miguel, nuestro particular "ángel de la guarda" con el coche, que ha estado en toda la etapa pendiente de que no nos faltara agua en ningún momento, cosa que es de agradecer y de poner en valor.
Con días así, da gusto rodar con el Velo Club.
Pero luego están los cansinos de los compis que se atreven a acompañarte para no dejarte solo y te van machacando la moral hasta que sucumbes. -Naaaahh, si vamos "despacico", (decía uno). - Eso vamos tranquilos y la hacemos entera, decía "el apoyador". Y Francis, que hoy ejercía de delegado, que no nos ha dejado ni un minuto solos, tomándose muy a pecho eso de que el delegado, en caso de que vaya en bici, deber ir acompañando al último. Por más que le hemos dicho que siguiera, que nosotros nos apañamos, pues nada, ahí estaba el tío (aplausos).
La ida, con un grupo más que reducido al principio, muy tranquila aprovechando el escaso número de efectivos que respetan el horario de salida (unos habían salido antes de la hora indicada en el libro y otros, después, creando así una "nueva modalidad de salida a la carta").
Una rápida mirada atrás me advierte que el grupo es más numeroso que el que dejamos en la avería. Se habían unido los no madrugadores. Por delante, la cofradía de la "madrugá" seguía su curso. Pronto se desmadra la cosa y volvemos a quedarnos como estábamos al principio, los tres jinetes y Francis, que seguía empecinado en aguantar nuestro clamoroso rítmo. Tal era que éste que os cuenta, para amenizar la ruta (y eso que íbamos subiendo, que conste) le ha hecho una semblanza sobre el Valle de Lecrín a los improvisados parroquianos que escuchaban con avidez del por qué el Valle de Lecrín se llama así. Como no podía ser de otra manera, todo viene de la bendita época árabe que nos dejó un alto legado cultural en toda la provincia (este apartado lo dejamos para mejor ocasión).
Y así van cayendo los kms y como quien no quiere la cosa, nos presentamos en Pinos del Valle. Unos habían recién empezado a desayunar y otros, los de la "madrugá" ya no aguantaban más y para que esperar, - nos vamos que nosotros vamos más lentos, se oye decir. Como si nosotros fuésemos "el Pogachar y el Renco". Total, que salimos los que pacientemente nos esperan a que tengamos al menos un desayuno medio digno (me refiero en tiempo y forma) y tras una breve parada en la presa para inmortalizar tan bello momento nos enfrascamos en afrontar lo que nos queda, que no es poco.
Como no se habían gastado mucho las reservas de las piernas, vuelvo a reformular mi plan. Ya no volvería en el coche como dispuse en su momento, sino que en las zonas donde viese que la cosa era más complicada pues tiraría de veteranía (que para eso sabe uno engancharse en la ventanilla) y tras un acuerdo con un paciente Miguel que iba con el coche, afrontamos el regreso.
La primera en la frente. No había guardado el móvil (porque las fotos de la presa se habían hecho con mi móvil) y ya me había quedado solo como aquel que dice. Como "follasquín" han salido. Pues nada, ahora veréis. Miguel, fiel respetuoso de los pactos firmados, me espera y tiro para arriba reventado todos los registros del strava. Eso es lo que hay. Los paso y afronto, ya solo, el paso por Bérzar y comienzo la subida de los "llanos de contra" que tienen de llanos lo que yo de fraile. Hay tramillos que llegan al 9% (llanos dicen, los co****). Mi alcanzan los más aventajados. Llega el coche, y vuelta la burra al trigo. Los paso otra vez, en este caso hasta Talará que el paso por el pueblo lo vuelvo a hacer solo. En el cruce de Acequias, otra vez, el coche. Por delante tengo a la avanzadilla que van penando con la calor. Mi idea era llegar al cruce de Nigüelas y esperar los que no me habían abandonado en la ída.
La avanzadilla medio me convencen de irnos tranquilos hasta el cruce de Dúrcal donde pararíamos para comprar agua en el surtidor. Y así hacemos. El terreno es favorable por lo que nos plantamos allí en un pis pas.
Llamo al coche para ver por donde vienen. Por Nigüelas, me dice. Pues os espero, le digo, en un alarde de compañerismo y a modo de devolver el favor de los compañeros de la ida. Y así ha sido. La avanzadilla vuelve a lo suyo y yo me quedo a esperar pacientemente la llegada del grueso del mermado pelotón.
Una vez reagrupados, tomamos la carretera que va para Cozvijar (el segundo paso por allí en el día) y nos desviamos para Padul
Pasamos Padul y afrontamos el tramo que lleva hasta la autovía y El Puntal, punto donde el coche ha tenido el percance de pillar un bordillo que estaba agazapado entre la maleza pegando un reventón la rueda. Lo que inicialmente parecía un simple pinchazo se ha convertido en algo más serio. Ahora Francis, además de delegado, tira de profesión, y cambia en un santiamén la rueda. Pero no era solamente un pinchazo. La rueda iba suelta. El fuerte impacto ha provocado que el eje (yo no entiendo nada de estos temas, solo comento lo que se escuchaba por allí) estaba suelto y la rueda iba como mirando para la cuneta. A duras penas, conseguimos llegar con el coche a una zona de naves donde podría ser aparcado sin obstaculizar la carretera como estaba en un principio. Mira por donde, había allí una grúa y, tras una breve negociación entre Francis y el "gruista", éste último accede a llevar el coche hasta Maracena donde será minuciosamente revisado y "a ver que pasa".Gracias al Dios que fuere, no hemos tenido que lamentar nada más que la avería del coche porque el vuelo que ha hecho era como para volcar. Afortunadamente, Miguel no ha sufrido percance alguno salvo que se ha derramado encima toda el agua de la nevera que iba abierta en el asiento de al lado y que, dicho sea de paso, le ha venido de maravilla porque el "lorenzo" ya había presentado la credenciales para ver quien mandaba allí.
Una vez todo "enjaretao" los tres que nos quedemos allí con Miguel, Alberto, Francis y este que os cuenta, afrontamos el regreso con más corazón que ganas ya que el calor apretaba de lo lindo.
En el punto de reagrupamiento estaba Damián esperando y Marcelo que había ido al hotel que hay allí cerca para avituallarnos de agua porque la que traíamos en el bidón estaba para todo menos para bebérsela.
Los veteranos, como citaba al principio, ha llegado hasta el Zahor y otros dos, Jorge y Pepe, decidieron con buen criterio, hacer la ruta hasta Talará.
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Jornada con mucha calor que se ha afrontando con el nuevo horario que tenemos para los meses estivales. Por delante las marchas más exigentes de la temporada. Que el señor nos pille confesados.
Hoy, domingo 25 de mayo, el calendario de rutas nos tenía preparada una ruta cómoda y rápida, Huétor Tájar. Lo de cómoda y rápida es por la carencia de desniveles considerables pero que a buen seguro se habrá rodado como suele pasar en estos casos. Buena ruta para grandes rodadores.
A partir de ahora llegan las marchas más exigentes de la temporada así que id templando armas que se avecinan curvas.
Rafael tenía esas cosas, esos dichos. Y un arte para decirlos digno del mejor monologuista del mundo. Era capaz de sacarte una sonrisa a pesar de que no estaba el patio para tirar cohetes.
-Pues fíjate tú - proseguía-, acabo de bajar de arriba que le he estado inflando las ruedas a la "planilla" porque de no cogerla pierden aire y las cubiertas se vician con la forma de la rueda floja.
La "planilla" era como él llamaba a una Colnago México ochentera que tenía con el manillar plano adaptado para esas salidas de carácter secundario. -La tengo preparada para cuando pueda ser salir a rodar, a ver si es verdad que vamos metiendo esto por "verea".
Tenía la voz quebradiza, sin duda castigada de la feroz medicación que estaba recibiendo, pero él no cejaba en su empeño de salir adelante, de salir como sea de ese bache y volver a coger la bici.
-Pues te llamo para decirte que te he preparado un maillot del homenaje que le vamos a hacer a Antonio Miguel Díaz. Que yo sé que no puedes venir pero que quiero que lo tengas y para ponerte en el compromiso de que tienes que seguir adelante para ponértelo cuando pueda ser.
Ahí Rafael se vino arriba. Su voz ahora era más jovial. -Cuchi tú. Pues que sepas que el primer día que coja la planilla me lo pongo, y tú te vas a venir conmigo.
-Eso está hecho, tío. Verás como será más pronto que tarde. Voy para tu casa a llevártelo, si vas a estar ahí.
- Aquí estaré. Ande "pollas" voy a a ir con este cuerpo que tengo.
Nuevas risas, acompasadas con una persistente tos.
Así era Rafael Osuna. Socio fundador del club, amigo de sus amigos, generoso en risas, en humildad. Para todo tenía su dicho, su "chascarrillo". Que fácil era salir en bici con él. Podías hacer kilómetros y kilómetros y terminar más a gusto que en brazos (como decía él).
Los que tuvimos la suerte de compartir rutas teniéndolo en el manillar de al lado sólo podemos sentirnos agradecidos por su afabilidad y compañerismo.
UN BRIDIS AL CIELO "COMPAÑEIRO"
Hoy, el Velo Club lo ha recordado con una marcha en su homenaje a Lanjarón, esa marcha que tanto le gustaba a él. Y es que el Velo Club tiene esas cosas para hacernos recordar que antes de nosotros hubo otros que trabajaron por el club, por dejarnos un legado, legado que debemos y nos vemos en la obligación de mantener vivo.
Los veteranos han llegado hasta Dúrcal, que tampoco está nada mal, si señor.
La etapa ha tenido de todo. Buen ritmo, subidas, bajadas, llano para rodar y buena compañía que al fin y al cabo es de lo que se trata.
La mañana empezaba (y ha continuado prácticamente toda la jornada) con fresquito. De ese que gusta, porque así no se suda en exceso. Por delante una grupeta que partía con 10 minutos de antelación y por detrás, el grueso del grupo, que tomaba dirección para el El Chaparral, El Cubillas, Arenales, Deifontes e Iznalloz donde en el principio de la subida el grupo ha saltado en mil pedazos. Cosa normal, viendo lo que se nos venía. Por delante quedaban los kms. más exigentes de la marcha. Pronto, las grupetas formadas afrontaban el puerto El Zegrí, pero solo apenas un km porque había que desviarse para nuestro destino, Dehesas Viejas.
Con un ritmo cómodo se afrontan los 8 kms que nos separan del pueblo. Poco a poco se van reagrupando unidades. Pasamos por Poloria, cortijo de tristes recuerdos para Roberto ya que fue ahí donde conoció las mieles de este bello y noble deporte. Hoy, por contra, se ha resarcido con creces y ha afrontado el "repechillo" con una dignidad pasmosa.
Como en Dehesas Viejas no había manera de avituallar, el delegado de turno, Antonio Gutiérrez, fiel conocedor de la zona, aconsejó que el grupo en general se dirigiese hasta Benalua donde ahí sí estaban preparados para recibirnos. Así las cosas, el trayecto de ida se ha convertido en un tramo de tres cuartas partes del total de kms llegando en algunos casos a ver como marcaba el km 70 de etapa en Benalúa.
Tras un buen desayuno, con "aturullamiento" al personal del bar (el día menos pensado nos mandan a freír espárragos), iniciamos el regreso, no sin antes inmortalizar tal gesta con la clásica foto de familia.
Por delante aún nos quedaban Puerto Guerra y el Alto de Colomera junto con los repechos de las Torres y de la pista de vuelo. Ya en el pantano, con las piernas de algunos pidiendo potasio a granel, afrontamos los últimos kms de manera más cómoda hasta Albolote, punto de reagrupamiento, donde, una vez llegados a Maracena, con la centena de kms en la capacha, cada mochuelo ha tirado para su olivo.
Los veteranos, nuestros incombustibles Manolo Ramal y Joaquín Puertas, han llegado hasta Iznalloz para volver sobre sus pasos. Jorge Jiménez y Pepe Fernández han adaptado el recorrido a sus posibilidades realizando la marcha hasta Benalua por Colomera para volver sobre sus pasos hasta Albolote donde, pacientemente, han esperado el tiempo que haga falta para que llegue el grupo.
Por cierto, ¿alguien sabe como le dicen a los de Dehesas Viejas?
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Lo bueno ha sido que el tiempo nos ha respetado y nos ha regalado un día fresquito para poder solventar la ruta con mediana tranquilidad. Eso los que la han completado ya que otro nutrido grupo ha dado por finalizado, por diversos motivos, el periplo de la ida en Agrón para volver sobre sus pasos.
Los veteranos han adaptado su ruta a la inversa para ir al encuentro de los que completaban el circuito.Hoy teníamos marcado en el calendario de rutas el Circuito de los puertos. Para los neófitos y desconocedores del tema, indicamos que esta nomenclatura es muy del Velo Club ya que se supone que fuera de nuestros dominios pocos llaman así a este trazado. Se trata de un recorrido circular que afronta las subidas de Colomera, puerto Guerra, puerto de Onítar y puerto Zegrí para regresar a Maracena por Iznalloz y Deifontes, eso si, una vez avituallado debidamente en el 402.
Este recorrido también se hace a la inversa. la belleza del trazado es igual por donde se afronte. Estas subidas forman parte de la historia del cicloturismo granadino y que cayeron en desuso el día que la autovia marcó el devenir ciclista. Aún así, nosotros, fieles a nuestras tradiciones allí hemos estado con el recorrido reseñado renglones más arriba.
Hoy, paradojas de la vida, el grupo ha partido de Maracena como debe partir cada domingo, en unión y armonía, que de eso se trata. No se ha tardado mucho en formarse las clásicas grupetas por delante dejando al más nutrido grupo en el vagón de atrás.
Poco a poco hemos ido echando km a la talega con un rítmo cómodo y disfrutón que nos ha llevado hasta el punto de control de firmas en el 402.
El regreso, todos juntos, o casi juntos, hasta Albolote donde nos hemos reagrupado todos para tomar cada cual el camino para su templo.
Estrenamos mes y estrenamos horario de salida a las 8,30, que como aquel que dice provoca que algunos ,aparezcan con las legañas aún pegadas a los ojos.
Y menos mal que se sale pronto porque las rutas programadas se las traen. No vienen muy cargadas de kms pero si de dificultad por lo que la hora de llegada del grupo se extiende muy por encima de las 13.00 para los que se quedan en Maracena. Los que tienen que seguir hacia sus destinos, pues más tarde aún.
Eso tiene pertenecer al Velo Club y lo que lo hace diferente al resto. Todos esperan a todos. El que más anda como el que menos anda. Todos tienen cabida y derecho a realizar la marcha, sea el destino que sea.
Llevar el nombre del club en el pecho es una honra y un privilegio que debemos cuidar muy por encima de los intereses personales de cada cual.
Está claro que somos muchos, cada uno de nuestro padre y nuestra madre pero si todos ponemos de nuestra parte, seguro que todo redundará en un beneficio común y en el propio club.
Como bien decía un compañero, cuando nos vistamos con los colores del club, debemos ser el club, no alguien que pertenece al club y debemos representarlo de la mejor manera. Aquí nadie camina solo. Nadie se queda en tierra de nadie y si hay que pararse, se para.
Luego están las horas de salida, sobre todo las adelantadas. Entiendo que si se va a hacer la marcha entera, hasta el último km pues que se adelante la salida el tiempo que se considere oportuno, que está rondando en un tiempo no superior en ningún caso a los 15 minutos pero me asalta una duda, a saber: si no voy a hacer la marcha entera (al menos esa es la intención) ¿para que salgo antes?. En fin, esa es harina de otro costal.
La cosa es que hoy tocaba el Mirador de la Peza. Etapa dura, exigente y de una belleza sin parangón. Subir a esa zona siempre será un buen motivo para disfrutar de la bici y del ciclismo. El trazado es de lo más propicio para la práctica de este bello y noble deporte. De ahí que es muy normal ver a formaciones ciclistas de primer nivel preparando a sus corredores (ahí nuestro Rafilla se pone las botas).
Cruzar la capital te roba 40 minutos de reloj y te desespera pero es lo que hay. Una vez en la carretera de la Sierra, un pseudoreagrupamiento nos lleva hasta las primeras rampas de la subida. Por delante, 30 km hasta la Peza, en su mayoría de subida salvo los 8 últimos que son de bajada del puerto de Los Blancares. El añadido llegaba con otra subida desde la Peza hasta el mirador, unos 3 km escasos más.
El grupo se descompone poco a poco. Se forman varias grupetas. Por delante, los más fondados y por detrás, los más precavidos o los más desfondados. Poco a poco van cayendo los kms. Pasamos el pantano, que luce espectacular con las recientes lluvias y último "arreón" hasta el cruce de Tocón de Quéntar donde hay un pequeño grupo que da por zanjada la ruta de ida. El de cola, el nuestro, sigue su curso, despacio pero sin pausa. Se unen dos más. Se afronta Blancares. Llegada arriba y fin de la ruta para otros. Ni en mis mejores pronósticos estaba llegar allí hoy. Cuando no estás, no estás y punto. Pero se ha llegado con la inestimable compañía y apoyo de Juanjo, mi tocayo Atienza, y Bea (campeona), junto a Rafa Malagón y el otro Rafa que se unieron en el cruce de Tocón. Allí había varios compañeros que por motivos varios también daban por zanjada la ida.
Me despido de mis cuidadores. Ellos siguen adelante y los demás volvemos sobre nuestros pasos hasta Tocón para desayunar.
El regreso con mucho aire de cara, en algunas zonas con más fresco de la cuenta pero sin incidencias hasta el punto de reagrupamiento donde la intención era esperar al grupo principal. Después de comunicar por teléfono con el delegado de hoy y ver lo que aún le quedada al grupo por llegar, decidimos partir hacia Maracena atravesando un sin fin de calles peatonales ya que nuestra ruta habitual de regreso, por la Gran Vía, estaba cortada por algún evento deportivo.
La semana que viene, más.
"Ya ha llovido desde entonces".... Frase que viene como anillo al dedo y que usamos cuando hacemos referencia a que ha pasado mucho tiempo desde un momento a otro. En este caso la hacemos nuestra para indicar que desde la última marcha oficial, allá por el 9 de marzo, apenas han pasado 20 días pero que a los que nos gusta echar el domingo a lomos de la flaca nos han parecido una eternidad. Y por si fuese poco, el motivo de tal "parón pedalístico" ha sido precisamente, no por las lluvias sino por la lluvia, porque solo ha llovido una vez, pero de que manera. Una lluvia incesante que ha durado casi la eternidad de 20 días que ha tenido a más de uno "quemando gomas en el rodillo" como allá por 2020 en los tiempos de la pandemia que por casualidad y caprichos del destino, ha coincido hasta en las fechas.
Claro, parón de tres semanas prácticamente y reiniciamos la temporada con una marcha no apta para desentrenados. Teníamos que ir a Moclín, que vayas por donde vayas siempre te espera, como bien diría Perico Delgado con el tío del mazo en cualquier esquina. Nuestro trayecto en la ida pasaba por El Chaparral, El Cubillas con su cansina "rampilla" y de ahí al cruce de Colomera, Las Torres, cruce para Olivares, Olivares, Tiena y Moclín, donde después de un pequeño reagrupamiento nos hemos dirigido a Puerto Lope donde teníamos el control de firmas.
El regreso, mucho más liviano, pero con las piernas pidiendo la hora, desde Puerto Lope a Illora, Obéilar y, ya en la vega, por Escóznar, Valderrubio, Fuente Vaqueros, "la silenciosa" y desde la Viñuela a Albolote donde ya cada uno ha tirado para su templo favorito.
Los veteranos ha obviado subir a Moclín desviándose desde Tiena hacia la carretera de Córdoba y de ahí a Illora con el mismo regreso que el otro grupo.
Con una mañana más que primaveral, con un sol potente y una brisilla agradable hemos afrontado la marcha un nutrido grupo que pasaba la treintena. El domingo nos ha ofrecido un luz espectacular lo que ha permitido que disfrutásemos de unas vistas increíbles de una imponente Sierra Nevada que viste sus mejores galas dominando unos campos agradecidísimos con las últimas y recientes lluvias caídas.
Pues después de las clásicas pesquisas mirando móviles para ver que se podía hacer con este tiempo tan loco que nos trae marzo y viendo que llegaban las 9.00 h, nos vestimos unos cuantos, en total una quincena, más los delegados de marchas y allí que nos hemos presentado.
La cosa pintaba bien. No se veía mucha complicación en el cielo y se podía asumir que alguna gota nos pudiese caer. Eso sí, el suelo estaba más que mojado por un inoportuno chapetón que iba delante nuestra. El grupo decide rodar todos juntos por si las moscas.
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En la ida, con algunos rayos de sol incluso y con un viento muy favorable nos ha llevado hasta Iznalloz más a gusto que en brazos. Una vez en el pueblo, cada cual ha cogido el ritmo más cómodo hasta llegar arriba. La subida ha sido muy tranquila, sin nubes que amenacen lluvia y con un asfalto seco lo que ha propiciado que lleguemos de manera tranquila.
La bajada, muy rápida hasta el punto establecido para el desayuno y posterior control de firmas. Un desayuno rápido, muy bien servido y muy bien atendidos en la cafetería la Pericana (habrá que tomar nota para años posteriores).
Todo eran risas y chascarrillos propios de una "maná" de "ezocupaos" que no tenían bulla por volver.
Confiados en que lo peor ya había pasado, nos disponemos al regreso. Pasamos el pueblo, con sus adoquines y sorprendía la ausencia de personajes postrados en la esquina del consultorio. Mal asunto. ¿No hay gente?... chungo. Normal. Empezaban las primeras gotillas, apenas insignificantes. Un viento frio de cara a veces, y de costado otras, nos obliga a doblar el lomo para buscar resguardo en el compañero de delante. La llegada a Deifontes, fácil, con la tímidas gotas de lluvia que ya no tan tímidas. Seguimos rodando de manera compacta, con buen ritmo. La media, aunque no lo parezca iba bastante significativa para ser el día que era.
Pasamos la rotonda de la autovía y enfilamos para Arenales. Las gotas de lluvia habían perdido todos los complejos y empezaban a caer con intensidad. Mano a los chubasqueros. Unos ya los llevaban puestos, como el "zapa" que se lo puso el día de la Pandera y todavía no se lo ha quitado. Otros paran, para ponérselo, otros se lo ponen sin bajarse de la bici y otros esperan el mejor momento para parar que ha sido debajo de la autovía, llegando casi al toro de Osborne. El sitio, a resguardo ha servido de improvisado reagrupamiento hasta que llegaran los que pararon en Arenales.
Citar que hoy llevábamos dos coches. El de la peña con los incombustibles Miguel y Joaquín Puertas y otro particular, el de Andrés, que hoy se debutaba de Delegado y lo ha hecho con sobrada solvencia. Si hubiese sido una corrida de toros en la Maestranza sales por la puerta del Principe, Andrés.
Por el pantano ya caía plana y con más frio. Pero seguíamos como la guardia pretoriana, todos juntos, apiñados y diciendo que lo que tenga que ser de uno, que sea de todos.
Y así hasta Albolote, que hemos pasado por el punto de reagrupamiento sin mirar y sin pensamientos de parar ni para pedir la hora. Normal.
La llegada al cortijo de cada uno ha sido con algunos tímidos rayos de sol pero chorreando (manda cullons), todos, menos Pepe "el de Jun" que solo le ha llovido llegando a su casa y de manera ínfima.
Bravo por todos los que hoy se han aventurado a salir, que no hemos sido pocos, en especial a José Luis y Antonio (Renault) que se lo han currado y de qué manera.
A modo de reflexión, cito textualmente unas palabras de un campeonísimo mundial como fue Laurent Fignon, palabras recogidas en su libro "Éramos jóvenes e inconscientes" que se editó allá por 2012 y que dicen así:
"Sobre la bicicleta los hombres acaban revelando siempre lo que son: no se puede disimular durante mucho tiempo. El hombre se encuentra y se prueba a sí mismo a través de la bici. Pone al descubierto sus defectos, sus virtudes, revela sus grandes apetitos. No tiene nada que ver con la gloria; más bien con la plenitud. La bicicleta permite llegar al fondo de nuestras almas".
Por cierto, ¿sabéis con qué apodo era conocido Fignon en el pelotón ciclista? Le Professeur" (El Profesor), apodo que le venía por ese aire de "cultureta" e intelectual que tenía con las gafas redondas y su coleta aunque su soberbia y arrogancia (al menos esa es la imagen que daba) no dijesen lo mismo.
Hoy, a pesar de los pesares, más que un buen día de bici, ha sido un gran día de bici.
Pero no ha sido así. Al final, algo de niebla arriba y unas gotillas mínimas que no han impedido que la mayoría del grupo, que rondaba la treintena hoy, corone con éxito la hazaña. Otros, por contra, y dada la situación, daban por finalizado el periplo de la ida en Tocón de Quéntar, que tampoco está nada mal.
Y poco más que contar ya que este que relata no ha podido asistir hoy por motivos laborales.
Eso sí, me gustaría aprovechar la ocasión para hablar de nuestro querido Manolo Ramal, nuestro octogenario compañero que no le teme a nada, ni a nadie. Ciclista de toda la vida, de los de raza, fiel a sus colores y a sus pasiones, entre ellas el Velo Club. Líder indiscutible de ese grupo de sabios que él mismo denomina Grupo de los VETERANOS A, y lo pongo con mayúscula, porque son así de grandes. Hoy se ha presentado solo en la salida, no tenía acólitos y fieles seguidores ya que por diversos motivos, su "equipo", como él lo llama, no ha asistido. No vaya el mundo a pensar que se ha amilanado, no. Se ha subido a su flaca y ha tirado "p´alante", solo, a su ritmo hasta donde él ha considerado oportuno llegar, que ha sido bastante arriba.
Y lo digo porque no importa hasta donde haya llegado. Eso es lo de menos. Es la actitud. Es la forma de afrontar los retos y es la forma de no venirse abajo aunque las cosas no vengan de frente y como uno quiere. Todo un crack de los que hay que cuidar. Por muchos años más, Manolo.
Hablábamos en los prolegómenos de la marcha, en esos minutos previos a la salida e incluso, durante los primeros km, que marchas como la de hoy son cómodas y poco exigentes. Craso error citaba este que os cuenta ya que estas marchas, cortas de km y escasas de dificultad son como tan explosivas como un revólver cargado de balas en manos de una criminal (léase criminal en el buen sentido de la palabra).
Cito lo del revolver y lo del criminal porque viene a pelo. Sabes de sobra que disparará, a buen seguro, y será más bien pronto que tarde.
Y así ha sido. En Bobadilla, por culpa del maldito e interminable semáforo (¿Quién será el que regula los tiempos de los semáforos?). Como te despistes un segundo, salen apenas dos bicis.
La cosa es que tras la eternidad esperada en ese semáforo, iniciamos el rodar en pos de la caza y captura de los de delante, que se ve que también tenían bulla. Luego dicen que no, que iban esperando (risas).
Los primeros caen, como por arte del karma, en el semáforo de Las Gabias que los han traicionado. Se ve que el que los regula, eso lo tiene en cuenta. Si te pilla en verde en Bobadilla, te pilla en rojo en Las Gabias (otra eternidad, pero para los de delante). Los de detrás, alcanzamos a esa grupeta justo empezando la subida al alto de la Malahá y ahí ya ser dispara el revolver. Balas para todos lados. Por delante, los suertudos que les pillan todos los semáforos en verde (ya las pagaréis todas en una) y los demás por detrás en mil pedazos. Los veteranos, Manolo Ramal y Elías, a su ritmo, como siempre, sin desfallecer y afrontando la subida como campeones y que han sido cazados en la misma tachuela. Se corona el alto de la Malahá y la bajada, unos con precaución y otros como si los estuviese ojeando el director técnico del UAE (creo que el Rafilla se lo dijo el otro día en Torrox aprovechando la salida de la vuelta a Andalucía) para tenerlos en cuenta para el próximo tour.
Le diría eso de: "Quillo, tira pa Maracena que allí hay unos cuantos que te van a sacar las castañas del fuego cuando te falle el Pogaçar", y claro, el hombre, habrá venido.
Con un medio reagrupamiento en La Malahá enfilamos la maldita tachuela (si antes era maldita, ahora con el nuevo trazado es maldita doble). Yo, para mi, que va a tener razón Perico Delgado con esa teoría de que existen de verdad campos magnéticos. Esa zona es mortal. No hay manera de avanzar con una mediana dignidad.
La nueva carretera de acceso a Escúzar ha provocado que más de uno no sepa ni para donde tirar para entrar al pueblo. Hasta el mismísimo Jonás ha dado alguna voz que otra en la rotonda de la Malahá para advertirnos que la nueva entrada para la carretera estaba ahí mismo. Pero no, después de un conato de advertencia Jonás vuelve a su mudez y se resigna a seguir a la grupeta que, ahora sí, enfila el nuevo acceso que han habilitado, no se bien en que rotonda.
El paso por el pueblo se hace bien disperso. Algunos ya están en Ventas de Huelma. Otros, aprovechando el desconcierto del cruce (que bien les ha venido) cortaban por lo sano y tiraban por la carretera de "la longaniza" evitando Escúzar, y otros, ya de manera cómoda en los últimos km hasta el destino.
Desayuno en las Ventas, pausado y sin bulla, con foto de familia incluida en la pantera (que el amigo Rafa Malagón tuvo a bien de promocionar en su día) y vuelta al tajo, en este caso por Ácula, Chimeneas, Aeropuerto, El Jau, Santa Fe, Atarfe y Albolote para, después de reagruparnos, cada cual tire para su cortijo (o su bar, que todo es preciso).
Por cierto, el director técnico del UAE se fue desde Escúzar. Lo digo porque no es necesario jugarse el tipo en rotonda y pasos por poblaciones (que el día menos pensado vamos a tener que perder la tarde viendo lesionados).
Ya fuera de coñas, debemos (o se debería) hacer examen de conciencia respecto a esto. No es de recibo actuar así. En una rotonda no se puede entrar porque le de tiempo al primero (o a los tres primeros) cuando detrás van más de 20 o 30. Lo lógico es levantar la mano para avisar y el pie para aminorar. Pues hay hasta quien le gusta sprintar y todo (¿habrá premios ocultos?). Lo mismo pasa en las poblaciones.
En fin, que muy buen día de bici y con todas las balas del revólver descargadas. Te lo dije, Bea.
Tercera de la temporada que hemos afrontado con una temperatura propia del mes de abril lo que ha motivado que se rodara con fuerza. Había ganas y la marcha de hoy, a Alomartes, nos ponía sobre el mantel todos los ingredientes necesarios para solventarla con nota.
El recorrido era cómodo. Teníamos que afrontar la ida por Illora y el regreso por el recorte. El kilometraje no debería pasar de los 70 pero al final, entre unas cosas y otras, algunos hemos llegado a los 80.
Los veteranos, tal y como marcaba el libro, partían a la hora indicada, a las 9.30 advirtiendo que ellos darían por finalizada la ida en Illora (en el de los churros, nos indicaban con énfasis) para volver sobe sus pasos. Y es que salir con la bici y no trincar unos "churricos" pues como que no tiene gracia.
La mañana se presentaba sin frio. Con un sol que invitaba a rodar. Y así ha sido. Por delante un grupo que se fue antes y por detrás el grueso del club que pedaleaba constante desde el km 1. El paso por la vega se hace rápido y de manera compacta. El terreno no presenta dificultad por lo que, salvo los incompresibles tirones en los escasos repechos, vamos todos como las guardias pretorianas.
Se cruzan los arcos y se inicia el terreno desfavorable. Aún así se sigue rodando bien, en armonia hasta que ya bien alcanzada la gasolinera cada uno decide el ritmo que poner.
El paso por Illora, como quien no quiere la cosa, y enfilamos el tramo final a todo gas.
Tanto ha sido que hemos estado más tiempo en el bar desayunando que pedaleando.
El regreso por el recorte, sin novedades, en varios grupos, con los mismos dando los mismos tirones cada vez que se inclina aunque sea mínimamente el asfalto hasta la llegada a Albolote donde nos hemos reagrupado todos, con pinchazo de Bernabé incluido que ha llegado el reagrupamiento como Abraham Olano en aquel mundial de Colombia en 1996 y que a la postre, ganó.
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Los veteranos A (como ellos se denominan), hombres de peña. |