domingo, 30 de mayo de 2021

Domingo 30 de mayo: LANJARÓN

El grupo en la tradicional foto con en la cañona de Lanjarón


Todo empezaba bien esta mañana. Hasta prometía ya que hacía bueno y teníamos ruta chula, Lanjarón. Una ruta de las más emblemáticas del calendario y que como no podía ser de otra manera, la tenemos marcada a fuego dentro del nuestro periplo anual de marchas.

Partíamos temprano, a las 8.00 con puntualidad inglesa y con buen ritmo camino de la tierra del agua y del jamón. Un poco antes, como suele ser de costumbre, partía una grupeta para evitar diferencias en los tiempos. 

El grupo principal, como decía, salía a la hora indicada de manera compacta, con buen ritmo (con un puntillo subidillo de tono pero soportable) marcando una media bastante alta. Llegamos al inicio del Suspiro del Moro, primer escollo que sirve como suele ser habitual de punto de inflexión para que cada cual ocupe el lugar que le corresponde. Los aguilillas comienzan su andadura y detrás se forman grupillos, cada cual con su ritmo más adecuado. Raro parecerá pero se produce un nuevo reagrupamiento lo que el grupo inicial queda definitivamente dividido en dos. Por delante se rueda rápido. El terreno favorable de la zona del Puntal y Padul, nos recibe con viento de cara lo que no impide que el grupo se mueva cómodo.

Los llanos de Marchena (que coño de llanos si en algún punto marcan más que un respetable 6% de desnivel vuelve a poner las cosas en su sitito. Por delante, de nuevo los aguilillas y detrás una grupeta que no se resiste a  dejarse vencer. 

Y ahí es donde llega el infortunio. Cosas que pasan. Un gato, asustado por unos perros, semi desbocado cruza la carretera y de repente se vuelve sobre sus pasos y la vuelve a cruzar. En ese momento, un grupo de cinco nos topamos de bruces con el felino. El pobre animal se enreda en la rueda delantera  de Miguel Ángel lo que provoca una aparatosa caída en grupo. El azar quiere que este que os cuenta fuese en una zona más cómoda, cercana al arcén, y haya podido esquivar junto al compañero Capilla todo el amasijo de bicis, bidones, gafas y y que se más de cosas había por el suelo. 

Resultado. Tres compañeros en el suelo. Miguel Ángel, que a la postre se ha llevado la peor parte tanto en daños personales como materiales (la rueda delantera destrozada y la horquilla sesgada de cuajo), María José, que en un principio parecía tener alguna lesión de consideración pero que al final, gracias a Dios solo han sido contusiones y un invitado que venia con ellos (no recuerdo el nombre, perdón) que solo se ha llevado un leve golpe en la rodilla y poco más. 

Como consecuencia del accidente y dada la magnitud de las lesiones, se ha tenido que llamar a emergencias del 112 donde Miguel Ángel  y María José han sido trasladados en Ambulancia al PTS.

El resto, una vez realizadas todas las actuaciones, reanudamos la marcha, ya con menos ganas, llegando a Lanjarón con un considerable retraso donde nos esperaban el resto del grupo. 

El regreso, todos juntos, con tranquilidad y con la mente puesta en los accidentados que desde aquí deseamos y así esperamos tengan una pronta recuperación.


A MODO DE REFLEXIÓN

Me vais a permitir usar este medio, que es de todos, para lanzar una opinión muy personal respecto a lo que ha pasado hoy con el accidente.

Me ha tocado de lleno vivirlo en primera línea. Quizás, el hecho de ir donde iba me ha dado la oportunidad de ver el movimiento del gato y poder tener algo de previsión. El azar ha hecho el resto a mi favor.

Pero os puedo garantizar que he visto unas cuantas caídas pero ninguna como ésta. A Miguel Ángel lo he visto volar, literalmente, a una altura muy superior a la mía (y ya soy alto). Caer encima de María José, saltar la rueda por un lado con la horquilla, el crujir de las bicis, en fin, que os voy a contar. Parece como que el tiempo se para. Puedes ver las imágenes a cámara lenta, y en medio de todo un gato, negro para más señas, huyendo del lugar con los cuartos traseros arrastrando. De pronto todo vuelve a la normalidad. Llegan los primeros ruidos. Los coches pasando, las voces de todos y sobre todo, el trajín. Un trajín que se inicia con los típicos mirones buscando el morbo de la sangre (hay que ver que manía tiene este puto país con el dichoso culto a la sangre). Moteros, coches, algunos camiones, furgonetas, ciclistas, muchos ciclistas. El coche de la peña hace de parapeto (que importante labor realiza el coche) y los compañeros, todos, reorganizando el tráfico hasta que llega la ambulancia unos y atendiendo a los accidentados otros.

Ya, una vez realizada la llamada a emergencias veo el panorama. Pienso, en esto del ciclismo (siempre lo he dicho) existen unos riesgos asumidos que son los de las caídas. Todo el mundo lo sabe. Hoy, lejos de ocurrir con lluvia, en bajada, haciendo locuras (que también las hacemos de vez en cuando), en carretera susceptible de tráfico con los putos coches, ha ocurrido en una zona tranquila, recta, a una velocidad prudencial picando para arriba y con un gato. Un dichoso gato (que a saber que pollas hacía el gato por allí). Mientras pienso y veo lo que ocurre me doy de lo que es tener asumido el riesgo como algo normal. 

Todos tenemos buenas bicis (unas mejores que otras pero buenas al fin y al cabo), buenas equipaciones, buenas gafas y quizás por eso, cada vez que nos montamos en la flaca, a parte de disfrutar de este bello y noble deporte, nos gusta hacer como que  "jugamos y soñamos" a que somos ciclistas. Y no lo somos. El hábito no hace al monje, dice el refrán, por muchos kilómetros que hagamos al año.

Viendo a los dos en el suelo (el tercero en discordia ya se había levantado), yo me veía reflejado en María José. Yo, e imagino que todos nosotros. A parte del dolor que le haya provocado la caída, que debía ser más que considerable, ella estaba asustada, preocupada, cosa normal, claro está. Miguel Ángel, es de otra pasta. Él sí ha sido, es y será ciclista. No ha perdido la serenidad en todo momento. Imagino que estaría nervioso, dolorido (muy dolorido también) y preocupado (muy preocupado). 

Y esto no es cuestión de valentías, no me confundáis. Es cuestión de tener los riesgos asumidos de verdad. Un tío que ha corrido cinco tour de Francia, no sé cuantas vueltas a España y Giros de Italia (amén de otras tantas y tantas carreras) medio se ha incorporado, sentado en el asfalto y nos ha dado a todos una lección de lo que es el ciclismo. Ahí está la diferencia entre un ciclista y uno que juega a ser ciclista.

Tenemos tanto que aprender.


Una vez iniciado el regreso, con los molinos como testigos

FOTOS

2 comentarios:

  1. Como ciclista que también soy,siento mucho lo ocurrido este domingo en la marcha a Lanjaron y solo espero la pronta recuperación de los compañeros accidentados.

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  2. Los compañeros del GRUPO CICLOTURISTA MARACENA sentimos mucho lo ocurrido, alegrándonos a la vez que todo haya quedado en un percance pasajero, mucho animo Miguel Ángel, pareja y resto de componentes por el susto, a seguir persistiendo en estas carreteras de Dios......pues nos gusta.... Lo dicho y un saludo a todos..

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