Domingo 17 de octubre: COLOMERA POR OLIVARES

Buenas tardes Zagales. Una muesca más en el manillar (y nos quedan aún dos más). Hoy tocaba Colomera. Un destino que normalmente es de paso ya que la cercanía al punto de partida obliga al esforzado ciclista a tomar a este pueblo como lugar de entrenamiento, casi siempre en horario vespertino.

Pero claro, también tiene su derecho a ser visitado con parada y postas por parte de nuestro club y por tal motivo fue incluido en el calendario de rutas de este 2021.

Lo de parada bien está pero lo de postas eso ya es otro cantar. Ni un garito abierto, y no es que proliferen muchos en el pueblo, pero que alguno debería haber digo yo ¿no?. Pues ni uno. Bueno, uno si, el hogar del pensionista y que los más adelantados del pelotón más nuestros veteranos que se las saben todas sí han aprovechado la ocasión. 

El grupo, compuesto y sin novia

Por contra, la tropa restante, que superaba con creces la veintena, se han quedado compuestos y sin novia ya que el personal reinante en los aledaños del establecimiento invitaba a despejar la zona lo antes posible ya que, una vez terminado el avituallamiento, no se garantizaba la integridad y paridad numérica de un ciclista, una bici. Dicho de otra manera y en cristiano, que es muy posible y más que probable que alguna que otra flaca cambiara tanto de dueño como de lugar en menos de lo que canta un gallo. 

Así las cosas, el pelotón, que llegaba a Colomera previo paso por Albolote, Atarfe, la silenciosa, Pinos Puente, Olivares y Las Torres, decide volverse sobre sus pasos y avituallar como es debido en Olivares. Todos menos los citados que pudieron colocar sus monturas a buen recaudo dentro del establecimiento colomereño.

Dicho cambio de destino obliga a variar sensiblemente el recorrido de vuelta ya que una vez solventada la "cuesta del perro" y trazados los llanos del Belbe, en vez de tornar ruta hacia el puerto del "Casillego" para volver por Caparacena, aterrizamos de manera hambrienta de nuevo en Olivares para dar sabida cuenta de las múltiples y variadas tostadas que se iban cantando en la barra del bar cual niños de San Idelfonso en el sorteo de navidad ante un atónito a la vez que desbordado chaval que hacia las veces de regente.

Al final todo el mundo contento y vuelta la burra al trigo, en este caso con dirección a Pinos Puente, ya que no era cuestión de volver a subir el Alto de Olivares otra vez, y de ahí a Caparacena para llegar al Cubillas, El Chaparral (donde hemos descargado al frente norte), Albolote y Maracena.

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