domingo, 3 de octubre de 2021


el grupo en el Puerto del Sol

Buenas tardes/noches zagales (y zagalas por eso de la paridad). Menudo rutón nos hemos raspado hoy. Sin duda, el hombre del día del día hoy es, sin duda, Marcelo, nuestro presi. No sólo nos trazó una ruta bellísima, sino que además se ha ofrecido de ángel guardián de nuestra seguridad en carretera llevando todo el recorrido el vehículo de apoyo desoyendo los ofrecimientos de varios partícipes de ir turnando la conducción. Por si fuese poco, se ha encargado, ya no hoy, sino desde hace días de que al acabar la ruta tuviésemos un lugar donde poder celebrar nuestra habitual y clásica ya comida de hermandad haciendo verdaderos esfuerzos a lo largo de estos últimos días de conseguir lo inconseguible. 

Lastima que a esto último no haya habido una respuesta normal como en anteriores ocasiones y, lo que en su momento iba a ser una multitudinaria reunión de socios y simpatizantes se ha quedado en un grupúsculo de apenas 14 comensales con la consabida reprimenda por parte de la que hacía de regente del local ya que se había confirmado bastantes más. 

A tal ha llegado la cosa, que en un arrebato entre medio fatiga y medio sentido de la responsabilidad se ha ofrecido a la señora (ita) regente pagar de su bolsillo la cuantía de las pérdidas que se pueden ocasionar por la "desbandá".

Al final, no ha llegado (como se suele decir) la sangre al rio  y la cosa no ha llegado mayores pudiendo saborear los exquisitos platos que nos tenían preparados. Desde aquí, gracias presi por la encomiable labor de hoy. Sólo los que se han encargado alguna vez de organizar algo puede llegar a entender el trabajazo que tiene. 

La ruta en sí, y ya puestos en materia, partía desde la Venta Los Caños de la Alcaicería, lugar que otrora sirvió para festejar por parte de este bendito club ciertas fiestas donde los allí presentes demostraban al mundo entero las exquisitas dotes taurinas que Dios les ha dado delante de una brava vaquilla y al calor de la música del acordeón de amigo Coca a la par que del vino (y lo que no es el vino ingerido).

Eran otros tiempos y como tal, las cosas cambian. El sitio sigue allí, con su gigantesca chimenea, sus opulentos perniles jamoneros colgados sobre la barra comandados por uno de no menos de 30 kg que siempre suele estar por alli. Yo ya pienso que es de mentira. Igual es una fiel y fidedigna imitación colgada allí como reclamo de propios y extraños.

Pues eso, que partíamos desde allí en bici con dirección al boquete de Zafarraya, con un frio típico de la zona que nos ha pillado de sorpresa a más de uno ¿verdad Rodrigo?, lo que nos ha puesto a trabajar desde primera hora para poder apaciguar los apenas 6 grados que nos recibían por aquellos lares. 

Una vez pasados los pueblos de Ventas de Zafarraya y Pilas de Algaida, entramos en la provincia de Málaga tras un breve pero cansino repechón, presagio de lo que nos esperaba, y donde el clima, como por arte de magia se tornó en una cálida mañana que pronto nos obligó a quitarnos las cáscaras que iban sobrando.

Y nos topamos de bruces con el primer coloso. El Puerto del Sol. Un puerto catalogado de 2ª categoría, de una belleza sin igual y con una serpenteante carretera que no deja indiferente a nadie. Y eso que no partíamos desde le Puente de Don Manuel que es donde empieza el puerto. Solo hemos ascendido los 7 últimos kms, con viento, a veces de cara y a veces "culinario" y que una vez solventado, en la cima hemos realizado el primer reagrupamiento.

Un rápido descenso nos lleva a los pies del segundo, en este caso "colosillo", el puerto de Los Alazores, ubicado justo en el punto donde se delimitan las provincias de Málaga y Granada. En este caso subimos la vertiente malagueña con el temor del viento que suele ser habitual por allí pero que al final, debido a la tregua que nos ha brindado hemos podido "merendárnoslo" casi sin despeinarnos.

De nuevo otra bajada, ahora si con viento, lo que le confiere un peligro añadido a los que portan ruedas de perfil ancho ya que las cunetas de la zona no dan tregua alguna.

Ya en la carretera que va a Loja, tornamos a la derecha con dirección al siguiente puerto, el de la Venta de la Lecha o Alto de las Canteras como también es conocido por algunos. Este es ya bastante más cómodo que los anteriores. Es mucho más tendido con llanos desfavorables y alguna que otra subida sin importancia. 

Ya en Zafarraya, lugar donde estaba establecido el control de firmas asi como el avituallamiento, nos hemos tenido que conformar con las barritas y frutos secos rebuscados en los bolsillos de todos y cada uno de nosotros que la el único establecimiento de la zona no ofrecía mucha confianza al personal y viendo la hora, ya pasadas las 12.00, podía retrasarnos en exceso.

Ahí nos la prometíamos muy felices. En nuestra mente oteábamos el último escollo del día, el puerto El Navazo, una vez pasado Alhama. Los18 kms que quedaban hasta esta localidad se preveían cómodos a priori y más después de haber penado en los tres puertos anteriores.

Una transitada carretera por vehículos de toda índole entre un mar de exuberante vega de hortalizas (y es que la zona es muy fértil para la siembre de todo tipo de "veganías"), nos conduce a todos juntos hasta que vislumbramos un paredón del mil pares de narices. La suerte, o la mala suerte, es que se ve todo el trazado. Quizás no llegaría apenas al km de distancia perooooo, tal y como venían las piernas demás de uno, se antojaría un puerto en toda regla.

Los más positivos, pensaban, bueno solo es subirlo con desarrollo blando, sin darle mucho quehacer y ya está. 

Nada más lejos de la realidad. El grupo se fracciona como si se hubiese soltado un nido de avispas en la cabeza del pelotón. Un reguero de cabeceantes y retorcidos cuerpos vestidos de amarillos encima de la bici  iban coronando aquel coloso del que nadie se había percatado.

Después de uno, vino otro, y después otro más, y después otro más, y así hasta cinco con rampas de no menos del 12%, con una longitud en torno al km, km y medio y que ha dejado la moral de la tropa más minada que un campo lleno de topos.

Y todavía quedaba El Navazo. El último del día. El postre de la jornada que con sus 5 km. de ascensión nos esperaba ya pasadas las 13.00 y que hemos subido porque no había otra manera de evitarlo. Una vez coronado y tras un rápido descenso, llegábamos de nuevo a la venta Los Caños de la Alcaicería para dar sabida cuenta de los mencionado al principio de este relato.

Mención especial a nuestros compañeros más veteranos, Manolo Ramal y Joaquín Puertas, que en un alarde de pundonor se han presentado en el punto de partida dispuestos a devorar la ruta, eso si por un trazado más liviano para ellos evitando el puerto del Sol y el de Los Alazazores pero no así el del Navazo ni el rosario de paredones previos, lo que se ha ganado a pulso por parte de Manolo Ramal el nombre de la ruta bautizándola con un "Hoy, ruta de las tachuelillas". Decía Joaquín, una vez acabada la ruta, que después de subir aquellas rampas, El Navazo se le ha antojado llano. Campeones ambos, campeones los dos, si señor.

Nuestros veteranos posando en el mirador de Alhama


FOTOS                                      Ruta RELIVE

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