Bueno señores. Esto va que vuela. Nos adentramos en septiembre con todas las de la ley para poder disfrutar de esas rutillas largas sin tener que madrugar en exceso y con temperaturas más que agradables aunque hoy ha sido la excepción y casi rozamos los 40 grados subiendo el puerto del Lucero en la vuelta. A eso hay que añadirle la sensación de bochorno que nos está dejando el malintenciado (la madre que parió, por ser benévolo, al que paga por hacer eso y al que cobra también) fuego que está arrasando la sierra de los Guajares.
Y es que hoy teníamos los Bermejales. Una ruta exigente que debíamos afrontar subiendo el Alto de la Malahá como primer plato para dirigirnos a Ventas de Huelma, Agrón y puerto del Lucero antes de llegar al camping de Bermejales que es donde estaba dispuesto el control de firmas.
El regreso, por el mismo sitio hasta Ventas de Huelma para tomar después la carretera de Ácula, Chimeneas, Santa Fe, Atarfe y Albolote donde, después del reagrupamiento, hacia Maracena.
Hoy se ha rodado bastante bien, reagrupados hasta llegar a las primeras rampas de Las Gabias donde, como suele ser normal, pues se han formado las distintas grupetas. Los más aguilillas volaban rumbo a Ventas mientras por detrás, unos con otros se iban reagrupando.
En esto que llegamos a Agrón. Los de atrás porque los de delante ya estarían dando sabida cuenta de un buen desayuno en destino. Llegamos a Agrón como decía, y en un improvisado reagrupamiento para salvar y paliar un poco las distancias con los de detrás nos encontramos con Javi y Rafa que ya vienen de vuelta del Lucero. Llegados todos, reanudamos la marcha, todos juntos, una grupeta nutrida cercana a la docena poniendo el ritmo más cómodo para que todos puedan seguirlo. Así da gusto. Viendo como, por ejemplo José Luis, que anda algo desfondado por el verano, se aventura a bajar a Bermejales. La bajada se hace cómoda hasta el pueblo y una vez tomado el desvío a la izquierda, cuando se pasa por un maltrecho tramo de asfalto, pinchazo de Darío a escasos 800 m. del camping. Nosotros, que somos muy de emular a las grandes vueltas y viendo que el percance se ha producido en el último km, le hemos asignado el tiempo del pelotón.
Entre unas cosas y otras, cuando hemos llegado al punto de firmas, los aguilillas estaban dispuestos a volver ya que de seguir allí ya empezarían a pedir platos de choto y de lo que no es choto.
Y es que estas cosas son así. En un club tan grande como este hay de todo y para todos. Lo normal es que los que andan más quieran andar. Y los que andan menos también quieran llegar hasta completar la ruta. Para eso estamos todos, para ayudarnos y acompañarnos, y si se diese el caso, incluso dar ese pequeño empujón en el momento que se necesite.
el regreso, como citaba, con los aguilillas nuevamente volando y los demás, con un ritmo amolde al débil para llegar a buen puerto. Bravo por Jose Luis. Esto es cicloturismo señores.
Los veteranos llegaban hasta Ventas de Huelma, que es el otro punto marcado en el calendario de rutas para control de firmas, con pinchazo incluido en una ruta denominada por Manolo Ramal como "Ruta de los pinchazos".
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