domingo, 11 de abril de 2021

Domingo 11 de abril: CASTILLO DE TAJARJA

El grupo en Castillo de Tajarja


Buenas, a todas, todos. Aquí de nuevo. Segunda de abril y con gran afluencia (en total, 37, que no está nada mal). Hoy teníamos marcado en el libro de rutas nuestra particular visita al Castillo de Tajarja, y debíamos ir, como al final ha sido, por el Mayerling (menuda publi se lleva cada vez que pasamos por allí), La Malahá, Los desiertos, Chimeneas y la ascensión al pueblo con esas rampillas cansinas, foto, y bajada a Lachar por Peñuelas, y de ahí circuito por la vega lorquiana hasta llegar a Atarfe, Albolote y después del clásico reagrupamiento, cada cual a su templo.

La mañana comenzaba con algo de frio pero con los cielos limpios. Un azul eléctrico los adornaba en contrapunto con los verdes y amarillos que lucen por la vega, incipientemente motivados por una primavera cada vez más espectacular. Resulta curioso el paso por los llamados desiertos, que precisamente se llaman así por tratarse de un secanal árido y poco atractivo a la vista (que también tiene su encanto), y ver como están. En algunos casos parecen el salvapantallas oficial del sistema operativo del "ordenata". En este caso, hoy, también han servido de transición climatológica. De tener y a su vez, disfrutar de un solecillo más que agradable, a entrar en, como bien diría Julio Marvizón, una masa nubosa que se avecinaba, no por el estrecho como él solía decir, sino por Paranpanda. Y es que como dice el refrán "Cuando Parapanda tiene montera, llueve aunque Dios no quiera". 

Apuesto a que os estáis preguntando quien era ese tal Julio Marvizón, ¿a que sí?. Bueno este señor era el hombre del tiempo de Canal Sur allá por los 90´, sabio, culto y escritor y que daba el tiempo en prime time en el canal autonómico cuando las televisiones, todas, se dedicaban a informar y no a lo que se dedican hoy en día. Pues bien, este señor, dentro de su infinita serenidad, con los brazos relajados y mirando fijamente a la cámara comenzaba la lectura del pronóstico del tiempo siempre con la misma coletilla. " la masa nubosa que se aproxima por el estrecho dejará precipitaciones de escasa importancia en el......". Daba igual, el tiempo que hiciera, si venían nubes o no, si se acercaba una ciclogénesis explosiva, daba igual, él siempre empezaba lo mismo. 

Vaya desde aquí mi más sincero reconocimiento a este señor. Todo ha sido dicho y relatado desde el más sentido de respeto y admiración.
El paso por los desiertos con un cielo de transición de sol a nublado

Y es que el paso por los desiertos, como meteoros al igual que en todo el recorrido, ha propiciado que me acordase de esa frase al ver como se avecinaban las nubes. Al final, no ha llovido, pero no hay nada como una buena amenaza de lluvia para darle alas a un grupo de ciclistas.

Una vez llegados al Castillo de Tajarja y de improvisar un reagrupamiento que quedó inmortalizado con alguna que otra instantánea, rápida bajada al Láchar donde una vez más, en la cafetería Los Arcos hemos repostado cada cual a su antojo y con plátano de rigor incluido. Hay que ver esta gente. No se como lo hacen para tener allí al ciento y la madre de ciclistas y no ciclistas y tratarnos a todos de esa manera tan especial y rápida. Deberían hacer cursillo o algo así en el que participen otros locales tabernícolas que se ahogan en un vaso de agua para ver si toman ejemplo.

El regreso, por la vega lorquiana, con buen ritmo hasta el reagrupamiento en Albolote. 

Por cierto, se comentaba en la llegada a Albolote de un pequeño incidente que se ha producido en el trayecto más tranquillo de la marcha. Al parecer ha sido por la vega de Fuente Vaqueros o ya casi por la silenciosa. La cosa es que un mal frenazo, o como se suele decir, bandazo, ha propiciado que un nutrido grupo se haya visto abocado a encomendarse a los santos más cercanos y pidiendo cita a algún que otro cardiólogo ya que el susto ha sido monumental. Al final no ha pasado nada. Mera anécdota, sin caídas ni nada pero eso nos hace reflexionar sobre el tema.

Debemos tener cuidado, eso ya lo sabemos. Hay que extremar las precauciones y sobre todo hay que ser consecuentes. Montar en bici nos hace asumir ciertos riesgos, sobre todo el de las caídas pero cuando se rueda en grupo, esos riesgos se multiplican. Una mala gestión del movimiento puede llevar al suelo a un pelotón entero y por muy tonta que sea la caída siempre habrá lesiones de consideración.

Sabemos de sobra, y no hace falta repetirlo, que debemos tener cuidado pero por favor, que sea de verdad. A veces, estas cosas pasan sin culpables, pasan porque tienen que pasar y ya está pero que no sea por un descuido. 

La semana que viene, otra de montaña con "el monje de Beas" esperándonos.

El regreso, con "Parapanda con montera"

FOTOS                              Ruta RELIVE
Las fotos de hoy, de Antonio Gutiérrez, Manuel Ramal, Francis Galdón, Jose María, Rafilla, Roberto y Enrique

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