CORPUS EN LANJARON

A petición popular, aquí me tenéis contando los avatares de este día divisorio entre laboral y festivo.

Resulta que ayer, decidimos llamarnos unos a otros para disfrutar de este Corpus montando nuestras límpias bicis. Unos curraban, otros no. Deberiamos poner fin a esto de las fiestas locales que nos tienen a todos un poco desquiciados ¿no creeis? jajajajaja. Total, que al final nos hemos juntado D. Emilio Fernandez (el título de Don se lo ganó a pulso el dia que llevó a su pae pa que lo viera en la sierra), Dario, Goyo y servidor. La cita era a las 8 de la mañana, para aprovechar esas horas frescas del dia y meternos una kilometrada de las buenas. El bueno de Nono nos esperaba en Alhendin, ya que nuestro destino era Lanjarón (pero esta vez sin incognita). No ha sido en Alhendin donde nos juntamos con Nono, sino en la carretera del barco (termino de Churriana).

Los cinco (cual título de la popular edicion de libros de aventuras infantiles) enfilamos el suspiro del Moro y los llanos del Padul, pronto y con buen ritmo. Destacar que Don Emilio (otra vez con Don) ha ido amenizándonos con sus ya populares chascarrillos de la gente de Maracena entre risas y carcajadas. Una vez pasada la Venta Natalio, en Lecrin, nos lanzamos a tumba abierta por los llanos de contra y Beznar. Destaco lo increible de esa zona. Está maravillosa: Los pueblos, las sierras de alrededor, y esa carretera de la costa, tan bien asfaltada. La cosa es que hemos llegado a las primeras rampas de llevan a Lanjaron casi sin enterarnos. Ahi ya la cosa se complica y cada uno ha puesto su ritmillo para que, sin abusar, lleguemos al pueblo. Todavia no eran en mi reloj ni las 10.15 h. Hemos parado para la fotillo de rigor en el cañon (o cañona como luego se ha encargao Goyo de aclararnos) que hay en las proximidades del pueblo. Emilio, al escuchar las explicaciones de Goyo, ha dicho: de armas tambien hay que estudiar, cago en la vin. Lo bueno viene justo al llegar al Frenazo (bar donde hemos avituallado). Antes de bajarse de la bici, Emilio ve a dos obreros comiéndose el clásico y merecido bocaillo sentaos en un bordillo y suelta a pulmón abierto y señalando: Ese hombre es el que el otro día me echo la foto aquí mismo. Al menos yo, he tenío que hacer malabares para no caerme de la risa. Que tío este Emilio. La calor ha dado paso a las Cocacolas desplazando a las infusiones para mejor época. Ademas, servidor ha querido complemetar la dieta con un sabroso bocadillo a base de pan, aceite y exquisito jamón de la zona; Riquísimo.

Afrontamos la vuelta sobre las 11.45 h. y cuando llevamos unos 5 km, Emilio (ya le quito el don, por la confianza) ha pinchado en la zona que más calor hacia (ni una sombrica). Arreglamos a pleno sol el pinchazo y p'alante, como la gente de Alicante. Nos plantamos en los llanos de contra, ya con el sol pegando de lo lindo (la vin que calor) y ya cada uno coge su tren. El bueno de Goyo ha empezado a sufrir un poco más que los demás, y se ha rezagado.Que pundonor tiene este tío. Ha tirao el solito todos los llanos de contra, Beznar y Lecrin. En la salida de Lecrin, me vuelvo para ayudarle en la medida de lo posible y nos plantamos en el cruce de Nigüelas donde nos alcanzan unos compañeros que según nos comentan, también vienen de Lanjaron. Cogemos rueda y alcanzamos a Nono, Emilio y Dario. Todos juntos hemos llegado hasta el Padul, donde Nono y servidor nos hemos adelantado con la sana intencion de parar en el Restaurante la Paloma para rellenar agua. Menuda malafollá la del camarero (dicho sea de paso jajajajaja). Se vé que para trabajar en algunos bares, es condicion indispensable tener to la malafollá del mundo. Hacemos tiempo, nos reagrupamos y ya en el suspiro enfilamos los llanos de Armilla donde Nono se ha despedido de nosotros.

Hemos atravesado Arabial (que hoy soportaba poco tráfico debido a la festividad) y llegado a destino sobre las 13.30 horas. Al final, han salido 110 km.

Un buen dia para el cicloturismo del bueno, y con una compañia inmejorable.

Molinos que custodian Lanjaron, a la entrada del pueblo

Foto en la cañona

El Restaurante El Frenazo

Afrontando la ultima rotonda, antes del Suspiro del Moro