Las cosas salen a veces de la forma más insólita. Anoche, tras acabar de currar en las fiestas de Maracena me fui a recoger a mi mujer de su trabajo y llegamos a casa a casi las 3 de la madrugada. Pese a la hora le digo "mañana no tengo gran cosa por la mañana, me daré una vuelta en bici". Me acosté tardísimo y a las 7:30 ya me había despertado. Tiro para el Semáforo y me tomo un café a las 8. Como vi que no venía nadie me voy pensando "tiro para Colomera rápido, que me encuentro bien, y así estoy tempranico en la casa". Al llegar al cementario me encuentro con Marcelo (padre, por supuesto) y me dice "¿adonde vas?" le contesto que a Colomera y asiente, así que para Colomera.
Con casquera agradable, animado por la grata compañía y al ritmo que las cansinas piernas de MArcelo iban marcando nos plantamos en Las Torres y le pregunto ¿qué planes tenías?, "Olivares" me contesta. Así que yo prefiriendo eso a la pegajosa cuesta colomereña torcemos rumbo a Olivares. Tanto la cuesta del perro como la pestosa recta bacheada la hacemos en un 'santiamén' (expresión que viene del latín spirictu santii amen, frase con la que finalizan todos los rezos y que dura apenas un segundo, de ahí que a lo rápido se le llame 'santiamé', bueno ya lo sabéis) y me dice, "vamos a Láchar". Pues a Láchar, en otro 'santiamén'. Desayunamos junto a Ángel Camarero y un grupo de Armilla entre los que se encontraba el bueno del 'Titi' que enseguida me pregunta por el 'Grandón'. Salimos pitando y mientras nos ponemos los cascos digo de broma, "si quieres damos la vuelta por Ácula". Ole su polla, me dice el tío "Ah, pues venga". Pues eso, no había bulla, así que tiramos para Chimeneas. Subimos por Romilla la Nueva, Chimeneas y al llegar a Ácula acortamos por el camino que nos lleva al Polígono de Escúzar evitando ese tramo antes de Ventas y que es tan pestoso. Arrivados a La Malahá subimos por esa cuestecilla que tanto nos gusta hacia Las Gabias y luego Vega y Maracena. Total, que le digo a Marcelo que a lo tonto nos han salido una paliza de kms, me dice que unos 90. Pero no, han sido 100 kms clavados, clavaditos. Y eso que íbamos a Colomera. Lo más curioso es que no hemos tardado nada por que a las 12:20 ya estábamos en Maracena y eso que en Láchar hemos echado una media hora de charleta en el desayuno. Llegando, entre risas, nos hemos acordado de Goyo y del Gámez por que eso de ir improvisando y acumulando kms a estos dos les encanta y hoy Marcelo y yo (Emilio Morales) nos hemos sumado a la cofradía Forrest Gump. Ale, a disfrutar compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario