A Nigüelas pasando por la Alquería de los lentos.

Me decía Antonio Ramal a la vuelta "Emilio, no te esperabas que esto fuera tan bonico ¿eh?". La verdad es que en cierto modo sí que me esperaba que Nigüelas fuese tan bonito pero aún así me ha sorprendido, y muchísimo. Hace un par de años, camino de Carchuna, pasamos por el desvío de Nigüelas y me quedé mirando ese pueblo que, estando en alto, parece estar en llano. Es como una sábana extendida sobre una ladera verde. Manolito Ortega me dijo que es un pueblo muy bonito y que tiene rincones preciosos. Desde entonces he mirado en un par de ocasiones en Google Earth, fotos, caminos, relieve, etc... Cada vez que paso por el cruce, bien sea por que vamos a Melegís, Lecrín o Lanajarón, el caso es que me quedo con las ganas de subir. Hace un par de semanas Paco de la Higuera me dijo que él también tenía ganas y que, conociéndome, a mí me iba a encantar por que es un sitio muy verde y seguro que haría fotos. Anoche me llama Enrique y me pregunta ¿adonde vamos que estemos de vuelta a las doce? Ni me lo pensé, "A Nigüelas". Y así ha sido. A criterio, acertadísimo, de Enrique hemos subido por la Alquería de los Lentos. Eso sí, previo error en la ruta que casi nos lleva a las Canteras de Dúrcal. Javi Marañón casi se ha mosqueado cuando nos hemos dado la vuelta por que como buen hijo de su padre, entiéndase Goyo, quería seguir subiendo la cuestecilla, a ver donde acababa. Si lo llegamos a dejar nos lleva al Pico del Caballo. Menos mal que no. En fin, que hemos subido por la Alquería. Una rampa de un par de kms. Muy tendida pero con un desnivel más elevado de lo esperado. Antonio, que es perro viejo, se ha quedado. Yo, que no iba fino, lo espero y cuando llega a mi altura lo oigo silbar, subiendo tranquilito, sin prisa y me dice "¿pa que cebarse? si hemos llegado ya". En efecto, el tirón del resto no sirvió para mucho, cuando llegamos Antonio y yo aún no se habían bajado de las bicis.

Café y desayuno variado en dicha Alquería, preciosa y antiquísima, y ruta por el pueblo. A destacar de Nigüelas el encanto de pueblo granadino. Me explico. No se parece a ningún otro que conozca por que bien mirado no es un pueblo serrano, tampoco es del Valle de Lecrín, ni de La Alpujarra, está cerca pero no es un pueblo costero, ni siquiera está de paso a ningún sitio, pero tiene calles empinadas empedradas como en Salobreña o La Herradura, como en Capileira, tiene un aire de pueblo del Valle por sus fachadas, su blancura y el estar tendido sobre una ladera recuerda un pueblo alpujarreño..... y el entorno natural es precioso. Tiene una falla natural que, al parecer, es especial por que es muy reciente y se pueden observar muchos detalles que yo, como hombre de letras, historiador y periodista, que soy, me muestro incapaz de explicaros con soltura. También dispone de mucha agua, por doquier, por las acequias, por las calles, por las fuentes, por el río Torrente, 'everywhere' que diría mi admirado Clarksson. La plaza es preciosa, la iglesia mudéjar, frente a ella una casa solariega y nobiliaria con blasón en el dintel. La mencionada alquería de los lentos, una maravilla. Un sitio ideal para traerse la pareja, o a la mujer, y disfrutar del entorno, de la comida, la piscina o los caminos. Ni que decir tiene que a mí se me pasó por la cabeza el ejercicio físico y no precisamente ciclista. Lo único que ha fallado es que no hemos subido al mirador, luego lo he inspeccionado por Google Earth y tiene unas vistas preciosas y una cuesta genial. El caso es que se me ha ocurrido que la prueba social podríamos hacerla allí. Una cronoescalada desde el cruce al mirador con almuerzo en la Alquería. Agarramos unos cuantos coches y lo hacemos. Luego lo miro bien mirado.

De la vuelta no me apetece contar nada por que Anderson, Luismi, Enrique, Javi y David se han puesto muy pesaditos y han tirado como unos auténticos, perdonad la expresión, cabronazos. Antonio ha aguantado muy bien pero yo, en Padul los he mandado a tomar porsaco por que no es normal subir por ahí a 30 km/h y luego en el falso llano llegar a 42, la madre que los parió. En fin. Todo ha sido convenientemente acompañado por unas Heineken fresquitas en Maracena en compañía de Agustín que estaba en su mesa de El Semáforo y con su periódico. Ale, a dormir y descansar que mañana viene Giovanni.

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